El pulcro exministro

“Sí, no sé por qué la soledad y todo da sueño; pues, qué le diré, como que me sobra tiempo” 

Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, exministro de la Corte, pulcro, honesto, prístino en su mejor acepción, demócrata entregado al pueblo pelea el papel de porro y Arlequín de Palacio.

¡Ah!, Sufre amnesia selectiva y patea al pesebre que lo encumbró.

No, no son adjetivos al vuelo. Véalo, véalo, escúchelo. 

Acto de cierre en el Palacio Legislativo de San Lázaro, roba el espacio que correspondía a una magistrada de circuito para, misógino, insultar y descalificar a la ministra presidenta Norma Lucía Piña Hernández. 

Sí, destaca en ese papel de Arlequín, ahora de la causa de la Princesa Caramelo, en calidad de exministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, una vez cumplida la encomienda de atender, como presidente del Poder Legislativo, las órdenes del presidente del Poder Ejecutivo.

¿Qué quiere, qué busca? 

Vaya personaje, en el cierre el primer foro de los Diálogos Nacionales sobre la Reforma Constitucional al Poder Judicial, celebrado el jueves de la semana pasada en el Palacio Legislativo de San Lázaro.

Llevaba porra, la misma que aplaudió la sublime intervención de la “ministra del pueblo” Lenia Batres Guadarrama. Dijo que lo invitaron el loser Ignacio Mier y el tribuno Juan Ramiro Robledo, pero se agandalló el lugar de la presidenta de la Asociación Mexicana de Juzgadoras, la magistrada de circuito María Emilia Molina de la Fuente.

Cauto, no citó por su nombre a la ministra presidenta Norma Lucía Piña Hernández, pero sólo faltó que dijera cómo iba peinada a esa primera sesión denominada ¿Qué Poder Judicial Tenemos? ¿Qué Poder Judicial Queremos?, y la atacó visceralmente.

El honesto y autónomo Arturo Zaldívar sirvió a la causa de la campaña electoral de la Princesa Caramelo, pero se le vino encima el desmentido a su supuesta honorabilidad y honestidad personal y profesional, cuando lo denunciaron juezas y magistradas y magistrados con nombres y apellidos que fueron víctimas de presiones y amenazas de él por no atender sus órdenes.

Se dijo perseguido y calumniado, pretendió ponerse a salvo de aquella revelación de Andrés Manuel López Obrador, hecha pública en la mañanera, en la que lo mostró servil a sus órdenes que matizó con peticiones para que ciertos jueces frenaran o votaran en contra de asuntos que contrariaban a su gobierno.

Al final de su gestión como presidente de la Suprema Corte era inocultable que Su Alteza Serenísima le dictaba la tarea. De plano renunció y se sumó a la causa de la Princesa Caramelo.

¡Recórcholis, doctora!

Ahora resulta que, luego de haber presidido durante cuatro años a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el ínclito Zaldívar Lelo de Larrea se dio cuenta de que su gestión fue de lo mejorcito. Y la de hoy da asquito.

En el foro anunció haber descubierto el hilo negro, pero con jiribilla contra la gestión de la ministra Piña Hernández. “La legitimidad social en la justicia en México está rota desde hace mucho tiempo, pero quizá nunca ha estado en peor situación que ahora”, acusó. ¡Sopas!

Luego presumió:

“Si preguntamos a la gente, que lo hicimos en los diálogos por la Transformación, seis meses, intensos, más de 400 foros la gente te dice que tenemos una justicia elitista, una justicia que privilegia a los que tienen, frente a los que no tienen, que maltrata a las mujeres, que castiga la pobreza y no la delincuencia y que no tiene legitimación social”.

¡Zambombazo!, de lo que se viene a enterar la gente de bien con estas revelaciones de quien, durante cuatro años tuvo en un puño la impartición de justicia, pero, pero… 

También presumió que “hace unos años, ante esta situación tan grave de la justicia y en particular del Poder Judicial Federal, con el apoyo del presidente Andrés Manuel López Obrador y de la mayoría de las fuerzas políticas de este Congreso de la Unión, se llevó a cabo una reforma judicial con y para el Poder Judicial, una auto reforma del Poder Judicial que fue muy importante y que dio resultados mientras se tuvo la voluntad de que los diera”.

Y adivine usted que ocurrió en la administración de Zaldívar Lelo de Larrea, por si no se había dado cuenta y, como aseguran la Princesa Caramelo y el Duce, el país está chido, de pocas tuercas, con el pueblo feliz, feliz.

El exministro dijo que, en esos maravillosos cuatro años de su gestión, “se combatió como nunca la corrupción, se desarticuló el nepotismo, se previno y se castigó el acoso sexual, generamos una justicia digital completa, tuvimos una escuela judicial completa (…)”.

¡Ah!, pero llegó la ministra Norma Lucía Piña Hernández ¿y qué cree?

“Lamentablemente en enero de 2023 se tomó otra decisión. Y la decisión fue “destruyamos todo lo que se hizo y confrontémonos con los otros poderes del Estado.

“Y, entonces, se dejó de combatir la corrupción, se regresó al nepotismo como cultura, se quitaron las políticas de paridad de género y de igualdad, la escuela judicial volvió a ser el club de amigos y el Instituto de la Defensoría Pública el patito feo del Poder Judicial”, acusó el honesto e innovador exministro.

Aunque, lo peor, lo que se dice lo peor de acuerdo con Zaldívar, es que “se acrecentó la lejanía con el pueblo de México.

“Y la Suprema Corte se convirtió en defensora de las élites, de la oligarquía, de los poderosos, de la comentocracia, de la derecha …”

Al punto de la lágrima, sin citar por su nombre a la ministra presidente acusó:

“Pero, lo peor: decidió intervenir en el proceso electoral de manera descarada con los hechos que hoy son públicos de todos nosotros”.

¡Ajajá! Con ese ánimo juvenil y de complicidad, cuidó no citar la decena de ocasiones en que su cuatacho del alma, el licenciado presidente, se metió hasta la cocina, importándole un pito las medidas cautelares dictadas por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y el Consejo General del INE.

¡Recáspita, Lupita Taddei!

LOS DEMÓCRATAS NACHO MIER Y JUAN RAMIRO ROBLEDO entraron a escena y, el jueves de marras, cómplices, se hicieron como que la virgen les hablaba. Desoyeron los gritos de la senadora Olga Sánchez Cordero, de la diputada Yolanda de la Torre y la magistrada María Emilia Molina de la Fuente. Pedían respetar el orden de participantes.

“Nos ignoraron y, cuando salimos, nos dijeron que se había pasado la intervención y que en otro lugar sería”, dijo la magistrada. 

Pero Nacho y Juan Ramiro mintieron. 

Porque, narra la magistrada, “ese día, el mismo jueves, por teléfono le dijeron a la secretaria del Consejo Directivo de la Asociación que la participación que teníamos como ponentes en el Foro de Jalisco, no podía llevarse a cabo porque había instrucciones de que no hablaran en los foros juezas y magistradas federales, entonces, lo cierto es que dijeron en Jalisco que ya nos habían escuchado en el Foro de la Ciudad de México.

“Ya no fui a Jalisco precisamente porque se canceló la intervención. Estuvieron presentes la secretaria del Consejo Directivo, la Vocal del Consejo Directivo. No les dieron participación, evidentemente, pero tampoco les dejaron manifestar nada, ninguna idea, en el Foro”.

En entrevista con López Dóriga, la magistrada puntualiza:

“Me parece gravísimo que no se permita hablar a las mujeres juezas y magistradas de este país”. 

Vaya, vaya, vaya con estos demócratas que prometen escuchar mas no quitar una coma a la iniciativa de reforma constitucional del Poder Judicial. ¿Segundo piso de la 4T? Más de lo mismo, Drakko. Digo. 

*Voz anónima de una mujer internada en un asilo de ancianos/ video de Natalia Lafourcade que interpreta “Alma mía”, poesía hecha canción de María Grever.

MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN

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@sanchezlimon1