El pasado 17 de Febrero, Agustín Carstens Gobernador del Banco de México (Banxico) y Luis Videgaray Secretario de Hacienda, realizaron en conjunto el anuncio de un ajuste preventivo en el gasto público de la Administración Pública Federal; si bien en
periodos pasados, entre estas dos entidades (Hacienda y Banco de México) hubo diferencias que hacían menos fluida la política económica del país, en el presente sexenio, el panorama Económico Mundial las ha alineado y las conduce ahora hacia un mismo fin, que no es otra cosa que la subsistencia y la estabilidad económica del país.
La noticia versa sobre la suspensión de la venta de Dólares como medida para evitar el aumento del tipo de cambio, la modificación a la tasa de interés interbancaria fijándola en 3.75 por ciento y el recorte al gasto que incidirá de manera inmediata sobre la Administración Pública Federal por un monto de 132.3 mil millones de pesos (que representa el 0.7% del Producto Interno Bruto), mismo que se enfoca en una mayor parte sobre Petróleos Mexicanos con 100, 000 mil millones de pesos que le serán recortados, 2,500 millones a la Comisión Federal de Electricidad y el resto se verá reflejado en reducciones principalmente de gasto corriente.
Este que representa el tercer ajuste en lo que va la administración del Presidente Enrique Peña Nieto, (recordemos que en Enero de 2015, la Secretaria de Hacienda hizo de conocimiento un ajuste por 124 mil millones de pesos y tres meses después ya calculaba un recorte para 2016 por 135 mil millones) no tocará los sectores de Seguridad Publica, ni el de Desarrollo Social.
Naturalmente, el anuncio se da a causa de la volatilidad financiera mundial, la depreciación que ha sufrido el peso en los últimos meses y muy acertadamente, previendo para 2017 este ahorro se aplique en las coberturas petroleras de ese año, ya que si bien están cubiertas para este 2016, difícilmente podrán seguirse manteniendo a un monto de 49 dólares por barril.
Como era de esperarse, la medida ha generado opiniones de variada índole, respetables todas ellas; personalmente, veo que la presente Administración Federal a pesar de los embates exteriores sigue respetando la decisión de no al aumento de impuestos, derivada de aquel pacto de Certidumbre Financiera de 2014, y como es claro que el ahorro tiene que salir de alguna parte, pues se he decidido por recortarlo del mismo presupuesto que para sus fines ejerce, previendo esta situación complicada, por ejemplo, ya se había reducido el número de programas presupuestales pasando de 818 el año pasado a 605 en este 2016, a través del presupuesto base cero.
Finalizo mencionando, que es posible observar el fenómeno descrito desde diferentes ópticas, sin embargo, no se puede negar el esfuerzo que el Gobierno Federal pone en afectar lo menos posible al ciudadano común, recurriendo a todas las medidas posibles, antes de hacer uso del incremento de impuestos.