Desde 1999 no se replicaba la tendencia que hoy se ha vuelto presente: Los países en vía de desarrollo crecieron más lentamente que aquellos calificados como desarrollados. Según el Fondo Monetario Internacional los últimos crecieron 1.98 por ciento, mientras
que los primeros, solo alcanzaron 1.92 puntos porcentuales; algunas de esas naciones emergentes se encuentran en América Latina y uno de sus pilares económicos hasta hace algunos años fue sin lugar a dudas la producción petrolera.
Sin embargo, la propensión negativa que han presentado los precios del hidrocarburo en el último año, ha puesto a replantear a los distintos gobiernos latinoamericanos (en este caso), las directrices de sus bases energéticas y por ende económicas, como ejemplo las siguientes cifras: En Brasil, Petrobras, tiene costos de deuda de 13 por ciento e investigación de corrupción a altos niveles; Ecopetrol de Colombia está recortando su fuerza laboral en un tercio y en México, Pemex el octavo productor de petróleo del mundo, perdió 30 mil millones de dólares el año pasado, obligando a una restructuración y nombramiento de nuevo director hace unas semanas.
Sobre el mismo caso mexicano, hablamos de un escenario que era previsible, a tiempo se comenzaron a tomar las medidas, recordemos verbi gratia, las coberturas petroleras que se han contratado los últimos años; pero lo realmente correcto ha sido no enfocarse al petróleo únicamente, aferrándose a algo que el tiempo ha demostrado va en un franco cambio, sino ampliar las posibilidades y por ende el espectro energético nacional, en este entendido, en diciembre pasado se aprobó la Ley de Transición Energética, misma que establece metas para el uso de nuevas energías renovables, que marcan para 2024 que el 35 por ciento provenga de fuentes limpias y para 2050 sea de 60 por ciento, promoviendo de esta manera como primer punto, la diversificación de fuentes energéticas y la sustentabilidad a mediano plazo.
Ya sobre esta dinámica, México ha entrado al top 10 mundial respecto a la generación de energías renovables, esto según el informe: Tendencias mundiales en las inversiones de energía renovable 2016, del Programa de las Naciones Unidas para el medio Ambiente (UNEP), dado a conocer el pasado 24 de Marzo y donde se resalta la inversión mexicana en este sector durante 2015 por un monto aproximado de 4 mil millones de dólares, lo cual es 105% más que al año anterior 2014, esto, gracias en su mayoría a nueve proyectos de energía eólica que han colocado a nuestro país dentro del referido ranking, junto con otras naciones como: Brasil, Chile, Sudáfrica, Alemania, India, Reino Unido, Japón, Estados Unidos y China.
En suma, se ha comenzado a explotar el potencial que México tiene como generador de estas nuevas energías, con el tiempo y con constancia le llevarán a convertirse en su verdadera alternativa para erradicar la dependencia a los combustibles fósiles, que hoy también le tienen atado del lado económico.