A quince días luego de hacerse públicos los resultados del referéndum que marcó la salida de Reino Unido de la Unión Europea (Brexit), dos de los políticos británicos que impulsaron la idea de emancipación, anuncian no
continuar encabezando el proyecto fomentado por ellos; Boris Johnson ex alcalde Londres, ha descartado competir por la sucesión de David Cameron en el puesto de Primer Ministro y Nigel Farage dimite como líder del Partido por la Independencia de Reino Unido (UKIP) organización eurófoba y antiinmigración que en su momento apoyara férreamente al Brexit. Así las cosas, mientras Inglaterra asemeja a una embarcación que navega en medio de la tormenta sobre aguas agitadas, y solo se guía por el faro de una independencia aparentemente más conveniente, el capitán ese barco y su segundo a bordo abandonan la nave, propiciando que la misma encalle en cualquier momento.
Al otro lado del atlántico, las cosas siguen un cause completamente distinto, México es por decisión y no por fortuna parte de esta tendencia de convergencia; en primer lugar, nos referimos a la Cumbre de Líderes de América del Norte, celebrada en Ottawa, Canadá, donde los presidentes Enrique Peña Nieto de México, Barack Obama de Estados Unidos y el Primer Ministro canadiense Justin Trudeau, analizaron avances de los compromisos generados en Toluca Estado de México durante esa misma cumbre hace dos años, en 2014, y generaron otros nuevos, bajo las directrices: cambio climático, energías limpias y medio ambiente; competitividad comercial y fronteriza; seguridad y defensa y cooperación en asuntos regionales. Resaltando en todo momento a través de la propia voz de los mandatarios, la importancia de las alianzas comerciales, especialmente del Tratado de Libre Comercio entre estos tres países, mismo que desde su suscripción ha formado no solo un vínculo económico sino de identidad regional y de hermandad entre las naciones.
Días después, el jefe del Ejecutivo Mexicano, ya en suelo chileno, participó en la Cumbre de la Alianza del Pacifico, esta vez con países latinoamericanos, donde el mensaje fue exactamente el mismo integración y apertura económica, pues a la misma, fueron invitados los presidentes de Argentina y Costa Rica e incluso se mencionó una posible integración o fusión con otro grupo económico, MERCOSUR. En ese entendido, sea cual fuere el resultado de esta propuesta, el mensaje es uno solo: fortalecimiento.
De esta manera, cuando pareciera existir una polarización mundial por cuestiones derivadas de la globalización, misma que ha obligado a distintas naciones a tomar posicionamientos radicales como el de Reino Unido; México, por decirlo así, ha elegido ya, y sigue apostando y colocando su esperanza en la fuerza que da la unión, máxime, si los posicionamientos de los que venimos hablando como el de Reino Unido o el que potencialmente existe en Estados Unidos de alcanzar la presidencia Donald Trump han sido propiciados por campañas cargadas de sentimientos de aversión y añejas promesas que la historia nos ha mostrado una y otra vez no sirven más que para alcanzar el poder, pues llevarlas a cabo resulta por demás ilusorio.
México se blinda en el norte y en el sur y se vuelve una amalgama para toda América.