A finales de Junio del presente año, el mundo se conmocionó con la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, en un intento por legitimar su gobierno, David Cameron recurrió al referéndum en dos ocasiones. Primeramente, saliendo avante en relación a la Independencia de Escocia, pero resolviendo en una segunda ocasión el ahora
conocido Brexit; en aquel momento, el Premiere quizás no dimensionó la campaña que Boris Johnson montó sobre el argumento más peligroso y a la vez eficaz de los últimos años, me refiero al miedo. Así, con el slogan “Let’s take back control” (Retomemos el control) y sobre una campaña guiada como en Estados Unidos a través del odio a los migrantes, la ansiada liberación de Bruselas, el terrorismo y la mejora de servicios públicos, Inglaterra amaneció con el dilema de una decisión tomada por aquellos quienes no verán los resultados de la misma, (recordemos que los votantes fueron los mayores de 60 años ubicados en zonas no urbanas) dejando en la abstención al más grande los culpables.
Este suceso ha encontrado su analogía en la decisión del pueblo colombiano al rechazar el acuerdo de paz que el 26 de Septiembre alcanzara su Gobierno con las Fuerzas Revolucionarias de Colombia (FARC) echando por tierra 4 años de negociaciones sobre un conflicto que ha tenido a Colombia por más de 50 años inmersa en la violencia, el resultado: 50.24 por ciento NO y 49.75 SI, y donde la abstención nuevamente ha sido factor decisivo con el 50% de presencia.
La pregunta esta vez era: "¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera? La respuesta que prevaleció fue nuevamente la de aquellos que no estarán muchos años para ver su efecto, fue la de los estados más cercanos al centro de Colombia, donde los efectos de la guerrilla no eran tan sentidos como en los de la periferia, fue la de los actuales jóvenes y su desidia y apatía por la vida de su país. Fueron el miedo y el odio quienes una vez más ganaron e impusieron la no llegada de la paz y al parecer, no fueron suficientes los 260 mil muertos y 6.9 millones de desplazados que en más de medio siglo dejo este conflicto.
Y tal vez, aquello que llame más la atención y la reflexión, es nuevamente la incertidumbre inmediata que se genera al conocer los resultados, pues de entrada y según los sondeos previos se esperaba el resultado opuesto por más de 20 puntos, es decir no se contempló un plan B en caso contrario.
Por lo tanto: ¿Se renegociaran las condiciones del acuerdo? ¿Continuaran con el desarme de la guerrilla más longeva de América? ¿O volverán a sus puestos de combate los firmantes de Paz?
Las consecuencias en su momento para Gran Bretaña fueron variadas, tan solo la libra esterlina cayó más de 10% horas después de darse a conocer la noticia, Escocia e Irlanda se pronunciaron nuevamente por su independencia, sin mencionar que la Unión Europea exigía su salida inmediata para evitar siguiera disfrutando de sus concesiones, incluso el peso mexicano fue alcanzado por ese golpe.
Colombia por su parte, no gozará del beneficio de conocer de inmediato los efectos de esta decisión, por el contrario, a partir del 3 de octubre comenzará a hacerse muchas preguntas y a plantearse variados escenarios.