El 1 de mayo de 1886, en la ciudad de Chicago comenzaría una pugna por los derechos laborales que a la postre se convertiría en la celebración mundial del movimiento obrero; en aquella ocasión la petición principal era la fijación de ocho horas como tiempo necesario
y suficiente para una jornada laboral diaria.
Ciento treinta y un años después de este suceso, y ya en la conmemoración del ahora Día Internacional de los Trabajadores (O día del Trabajo como se conoce en nuestro país) es sabido que diversas luchas obreras han sido efectivamente coronadas, y que otras más se encuentran en proceso de alcanzarse, pues la condiciones laborales cambiantes resaltan siempre nuevas necesidades, sin embargo, ahora a diferencia de aquellos tiempos, el Gobierno en turno – hablando especialmente del mexicano - juega el papel no de opositor, sino de garante en la búsqueda de esos nuevos logros.
Desde una perspectiva externa:
Según Datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su documento: Presentación de las Perspectivas para el Empleo de la OCDE 2016, reconoce que ha habido una mejora en las condiciones del mercado laboral durante los últimos años en sus países integrantes. “El déficit de empleos cayó de 20.3 millones en 2010 a cerca de 5.6 millones en 2015 y se proyecta que la tasa de ocupación promedio recobre los niveles pre-crisis en 2017”.
Tratándose de México, el desempleo ha venido disminuyendo desde finales de 2009 y continúa por debajo (4.2 % en el 2015) de la media OCDE (6.5 %). En el rubro de desempleo juvenil, nuestro país presenta 4.4% menor incidencia que la media de los integrantes del organismo (13%) esto en relación a los jóvenes de entre 15 y 24 años que actualmente se encuentran desempleados.
Aunque también existen puntos en contra donde se debe ser enfáticos, como, por ejemplo: México posee una tasa constante de jóvenes que ni estudian ni trabajan (NiNi). Este grupo representa el 22,4% de la población de 15 a 29 años.
México desde su interior
De manera interna y especialmente en el presente sexenio, los empleos registrados en el IMSS (empleos formales) han superado ya los 19 millones, teniendo una meta de 20 millones para esta administración, es decir, a poco más de cuatro años, se han creado más de 2.7 millones de nuevos trabajos, el Producto Interno Bruto creció 2.5 por ciento en este primer trimestre de 2017, rebasando las expectativas calculadas, las exportaciones por su parte crecieron 11 por ciento, la tasa de desocupación bajó de 5% a 3.2% en Marzo de este año (la más baja en casi diez años), el campo y el turismo mexicanos hoy generan más recursos que el sector petrolero.
Esto, sin dejar de mencionar acciones que inciden directamente en el salario del trabajador mexicano, como la desindexación del mismo, o su aumento real en 3.6 por ciento; para este primero de mayo de 2017 el poder de compra del mexicano promedio es cercano al 13%, mientras que en los dos últimos sexenios lo fue a penas del 2.5%. Incluso y debido a la amenaza causada por las posibles nuevas políticas estadounidenses, el sector empresarial se ha sumado a estos esfuerzos y en un acto con pocos precedentes el Consejo Coordinador Empresarial anunció inversiones por más de 3.5 billones de pesos, cuestión que claro se traduce claro en trabajo.
De manera local, me refiero al Estado de México, también se poseen números solidos: más de 7 millones 300 mil personas conforman nuestra fuerza de Trabajo, esto nos convierte a la entidad con en el mercado laboral más grande y dinámico del país. Y de los nuevos empleos registrados en el IMSS casi el 10% pertenecen a nuestro Estado.
Este primero de mayo, sin duda alguna, los números en empleo, son efectivamente un referente en estabilidad.