Este miércoles 20 de enero, Joe Biden se convirtió oficialmente en el presidente 46 en la historia de Estados Unidos, en conjunto con la primera vicepresidenta afroamericana Kamala Harris al prestar juramento en el capitolio.
Un capitolio sin público y sin Donald Trump marcado por las medidas ante el Covid 19 y el ataque perpetrado el 6 de enero. Pero si con la presencia de los ex presidentes, Barack Obama, George W. Bush y Bill Clinton.
Joe Biden se convirtió en senador con una victoria inesperada a los 29 años, fue elegido como demócrata y sorprendió a Obama con su apoyo al matrimonio igualitario y su reticencia a las guerras. Su vida y su carrera política han estado marcadas por golpes de buena y mala suerte. Trump fue uno de los pocos que no menospreció sus posibilidades y quedó más que claro con la contundente victoria obtenida por Biden en las elecciones electorales con el resultado del Colegio Electoral con 306 votos superando los 270 requeridos.
La fuerza, la resiliencia y la democracia enfocada en el llamado “hombre a pie” con la encomienda de forjar el camino de nuestro vecino del norte, bajo la bandera de la causa global y la relevancia de la llegada de Joe Biden, quien ya ha anunciado un plan de estímulo de US $1,9 billones, una lista masiva de decretos que anularán las decisiones más controvertidas del presidente Donald Trump y una propuesta de reforma migratoria para proporcionar un camino hacia la ciudadanía para 11 millones de personas. Se detendrá la construcción del muro fronterizo entre Estados Unidos y México y revertirá la orden de Trump que impide que los migrantes que se encuentran en el país ilegalmente sean contabilizados cuando los distritos electorales del Congreso sean redefinidos. Mientras que Trump estaba más interesado en construir un muro, Biden espera construir nuevas comunidades para los ciudadanos.
Así mismo emprendió decretos que permitirán regresar al acuerdo sobre cambio climático de París “en el día uno”. Echó por tierra de inmediato la prohibición impuesta por su antecesor a los vuelos desde varios países musulmanes, señalada como “islamofóbica”.
También este nuevo gobierno que pretende dedicarse en auto balancearse sobre todo ante un momento pandémico y una transición marcada por año 2020 en la que explotaron las causas sociales como los feminicidios y el racismo. Biden hace un llamado a la unidad en vísperas del Día de Martin Luther King, respetado pastor que luchó por los derechos civiles de los afros estadounidenses, con miras a la unidad racial en un país con múltiples razas y credos, para fomentar la igualdad y la inclusión.
Si bien los primeros 100 días de gobierno son punto de partida, como los de Franklin D. Roosevelt en 1933, el plan de Biden apunta principalmente a revertir la dirección de la política de su predecesor y estabilizar a la sociedad de la pandemia en lugar de emprender un camino fundamentalmente nuevo que rehaga la política pública. Este será el poder más importante del presidente canalizado en los primeros días ya que podremos visualizar más allá de un mero discurso la agenda y las propuestas en establecimiento de los temas que se debatirán y empujarán al Congreso hacia los temas que él quiera que se examinen.
No obstante, dadas las circunstancias, el plan es extremadamente ambicioso. Incluso mientras muchos demócratas se preguntan cómo logrará algún progreso mientras el Senado se ocupa de los cargos de juicio político y mientras el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, confía en que podrá obstruir, el presidente electo no estará bloqueado.
Pero el esfuerzo de Biden para comenzar de nuevo podría funcionar. La nación puede estar en crisis, pero se espera que sea un presidente innovador como se mostró en campaña, sin “achicarse” ante la presión del contexto que se vive. Para México se espera una nueva oportunidad de construir nuevos entendimientos en temas importantes para nuestra nación y la exigencia para cumplir los compromisos y los tratados como lo es el T-MEC, en materia laboral, energética y medioambiental.
Esperemos un retorno hacia una relación con nuestro país más institucionalizada centrada en los procesos de cooperación y en el restablecer la agenda política, el cual permita brindar diplomacia que permita salir del bloqueo nacional y retroceder al período en el que se tenía la ambición de hacer de Estados Unidos y de México resilientes y comprometidos con el bien común y él trabajó para frenar el cambio climático, para abrir mercados mundiales mejorados y para sacarnos del mundo que ha creado el covid-19.
“El gobierno no es una razón, tampoco es elocuencia, es fuerza. Opera como el fuego; es un sirviente peligroso y un amo temible; en ningún momento se debe permitir que manos irresponsables lo controlen”. George Washington