El éxito de México es el éxito de Norteamérica, desde el siglo XIX, nuestro país se ha dialogado sobre la conveniencia de atraer inversión
de Estados Unidos dados los potenciales costos políticos de una excesiva dependencia económica con nuestro poderoso vecino, y el debate sigue vigente con diversas posturas que al día de hoy son necesarias.
Nuestro país necesita de mayor inversión extranjera, como complemento a la inversión nacional, pública y privada, para aumentar las tasas de crecimiento económico y de frente a los estragos por la pandemia por el COVID19.
Figura la visita de nuestro Presidente Andrés Manuel López Obrador en días recientes a Washington, en el que de acuerdo a los compromisos a los que México se suscribió en la Casa Blanca y se concretó en el foro CEO Dialogue, recibirá una inversión de 40 mil millones de dólares en la última etapa del actual sexenio por parte de firmas estadunidenses hasta el 2024.
Es de resaltar que en dicho foro participaron los empresarios Carlos Slim Helú y Carlos Slim Domit, de Grupo Carso; los presidentes del CCE, Francisco Cervantes; del Consejo Mexicano de Negocios, Antonio del Valle; de la ABM, Daniel Becker, y del Consejo Nacional Agropecuario, Juan Cortina.
Además, el canciller Marcelo Ebrard , el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar; el vicepresidente senior para América de la US Chamber of Commerce, Neil Herrington; el secretario de Agricultura de Estados Unidos, Tom Vilsack; el presidente de Kansas City Southern, Patrick Ottensmeyer y el empresario Wesley Edens, fundador de New Fortress Energy.
Los recursos de las empresas serán destinados principalmente al sector energético, a la construcción de ductos, plantas de licuefacción y fertilizantes, y a la extracción de crudo en sociedad con Pemex.
No hay que perder de vista el conflicto geopolítico entre China y Estados Unidos, que tiene un fuerte componente económico; empresas estadounidenses buscan mitigar riesgos de interrupción a las cadenas de suministro vinculadas con China, por lo que están buscando nuevos sitios para invertir y producir como lo es en este escenario nacional. Que, si bien, esto no implica limitar las relaciones con China, sino de aumentar las inversiones en otras regiones y tener cadenas para el mercado chino y otras para terceros mercados.
Además de las acciones empresariales, un punto a considerar en el proceso económico es que el gobierno estadounidense está buscando reducir su dependencia de China en algunos rubros “críticos”, como medicamentos, baterías, minerales críticos, y semiconductores. México puede producir estos bienes, junto con Estados Unidos, otro punto a favor a generar sinergia comercial y aprovechar la situación geográfica.
En este sentido se debe de establecer mecanismos de ambos gobiernos: desde la definición de cuáles son las empresas críticas, sensibles, hasta quiénes son los involucrados y cómo respondemos rápidamente a los requerimientos económicos y sociales.
Así mismo, implementar una serie de inversiones millonarias en el sector para agilizar muchas cosas como la cooperación económica, la inversión, la soberanía y el progreso con justicia.
De igual manera, es menester darle seguimiento a la inversión de programas de desarrollo de Centroamérica a fin de contener la salida de migrantes, rumbo al vecino del norte como medida para controlar los flujos migratorios y parte de los esfuerzos que justifican la inversión del gobierno americano.
Considerar la competitividad de Norte América, construyendo cadenas de valor más fuertes para una buena relación bilateral, con buenos acuerdos que faciliten el comercio más allá de una estrategia migratoria, mediante el trabajo en protocolos para enfrentar situaciones de crisis, darle resiliencia a las cadenas de valor; asegurar que si hay un problema como una guerra, no se rompan los flujos comerciales.
Eduardo Blanco