Teniendo como marco la XVIII Conferencia Anual del Banco de Desarrollo de América Latina, el ex presidente de México Felipe Calderón Hinojosa ensalzó durante los poco más de 40 minutos que duró su ponencia, los logros conseguidos bajo su mandato que inició en 2006 y terminó hace dos años.
La disertación que el mandatario dio el pasado 3 de septiembre en Washington ocurría sin contratiempos; comenzó primeramente, con un ‘flashback’ macroeconómico de la década pasada, resaltando las causas de las crisis mundiales de los últimos años, para situarse después en la zona que nos corresponde, me refiero a Latinoamérica, ya en este punto y antes de lanzarse a la generalidad de la zona, Calderón Hinojosa se avocó a hacer mención de los frutos de su sexenio, colocando como su base la estabilidad económica que logró en su gestión, la infraestructura carretera que creó, el número de Ingenieros que anualmente egresan de México, cifra que comparó con la obtenida en otros países. Recalcó también la ampliación del sector salud que se hizo en su sexenio, para después pasar a un análisis de los bloques económicos latinoamericanos, como la Alianza del Pacífico y Merco Sur, señalando, según sus propias conclusiones, las ventajas y puntos fuertes de cada una de ellos, con respecto de los otros.
La contribución que el ex presidente compartía en esos momentos, pudo de manera académica. Sin embargo, fue él mismo y sus siguientes palabras las que otorgarían trascendencia a su participación, se refirió a Latinoamérica como: “la región más violenta de todo el mundo”, y por supuesto, el problema que esto implica para el correcto desenvolvimiento económico de las naciones que la conforman. Aunado a ello, señaló que México se encuentra entre los países con peor desempeño en cuanto al índice del Imperio de la Ley, señalando que la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes es increíblemente alto.
Para exponerse dentro de un escenario de talla mundial, las cifras que ahí se dieron a conocer por el panista, seguramente se encuentran bien cimentadas, el problema surge cuando se refiere a ellas como algo ajeno, como una situación lejana, o incluso exterior, y no se afronta, no se acepta que mucha de esa violencia e inseguridad surgió precisamente en el sexenio de Felipe Calderón, quien al hacer mención de los datos referidos conlleva también la responsabilidad de absorber la parte correspondiente de los mismos. O, ¿acaso entre las cifras del ex presidente se menciona los más de 70 mil muertos que dejó en los seis años que estuvo en la presidencia de México? y que sólo son comparables con conflictos bélicos como el de Europa del Este a mediados de los años noventa. ¿O que la tortura (una de las formas más deleznables de violencia) se disparó en su mandato? La respuesta nos las debe Calderón Hinojosa y es que siempre será más fácil señalar, que erguirse de frente con la responsabilidad que a cada uno de nosotros atañe.