El amigo

SINGLADURA

Pues sí. Contar con un amigo así no tiene precio. Es como aquel otro  que enseña que estando bien con Dios, los ángeles son lo de menos. Más o menos, dicen así y prefiero adaptarlos a una versión escrita, que no verbal. La reflexión viene a cuento del que sigue al frente de la Comisión Nacional del Deporte (Conade). En efecto, Alfredo

Castillo Cervantes. Y seguirá como apuntaba el popular personaje televisivo que usted casi seguramente recuerda.

Hubo algunas voces a su favor, es cierto. Le dieron el espaldarazo ante el presidente Enrique Peña y se hizo el milagro. Castillo Cervantes permanecerá al frente de la Conade pese a lo que todos los mexicanos sabemos: pobres resultados olímpicos en Brasil, abusos extradeportivos, pleitos con las federaciones deportivas y excesos con el erario. Pese a ello, Castillo se queda. ¿Qué tal? Así que se ratifica lo que es norma generalizada en este país: búsquese un amigo poderoso y/o adinerado y hágalo su compadre que eso le garantizará prácticamente todo. Lo demás es lo de menos. No importa que usted sea un mequetrefe, un mediocre, oportunista o que su perfil resulte el más inadecuado para “ejercer” un cargo. Usted prevalecerá porque lo que cuenta es su cuate y el poder de éste. ¿Meritocracia? Eso ni lo conocen, tampoco les importa, salvo para ignorarla.

La Conade no es la excepción, Así andamos en prácticamente todas las esferas de la vida nacional y las consecuencias por supuesto que las soporta y paga el país, cada vez más de cabeza. Amigos y compadres es la consigna. Lo demás sobra.

Ah, y casi lo olvidaba. Se suma a esta práctica nacional, el amor que tantos profesan por tantas mujeres. Ese es otro plus. Hágase “amiga” cercana de uno de esos hombres preclaros, casi padres fundadores y verá que el mundo le sonríe. No importa quién sea usted. Bueno, se sabe. Pero es lo de menos. Aunque en este caso si debe cumplir algunos requisitos mínimos pero indispensables. Al menos en estos campos si hay perfiles y cierta meritocracia.

Asi que, insisto, hágase de un buen padrino, cuate y/o compadre y tiene prácticamente resuelta la vida en México. Lo demás, es un error. Si usted piensa que su esfuerzo continuo por mucho tiempo le dará buenos frutos, se equivoca. Si usted anda de llanero solitario, caro lo pagará.  Tendrá que rascarse con sus propias uñas y pedir a Dios que lo socorra.

Así que lo más recomendable en México es hacer equipo, pero no con cualquiera. Hágalo con alguien que si sepa disfrutar del erario, que sepa conectarse y que pueda rendirle jugosos dividendos. No se arrime al pobretón, al tonto, al esforzado. Esos no tienen nada que enseñar ni que aportar.

Ah, casi lo olvidaba. Castillo Cervantes –hay que reconocerlo- admitió que se equivocó en su turisteada en Brasil durante los Olímpicos recientes. Pero una cosa es equivocarse y otra muy diferente es “robar”. El aclaró que no robó como si  la aclaración fuese un mérito. Bueno quizá sí. En un país donde la “cosa pública” está infectada de bandidos, reluce la aclaración. Castillo me hizo recordar al ex alcalde nayarita, Hilario Ramírez, aquel que tuvo la decencia de reconocer públicamente que sí robo, pero no más poquito. Así estamos. (fin).

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