Poder clerical

SINGLADURA

Confirmado: la Iglesia Católica puso de rodillas al gobierno del presidente Enrique Peña para obligarlo a claudicar en su aparente intento de garantizar la igualdad jurídica de las personas en cuanto a su derecho de decidir temas concernientes a su vida íntima y personal, que no es otra cosa el tan llevado y traído episodio de las llamadas

bodas gay o matrimonios igualitarios.

El punto quedó claro el último fin de semana cuando con el aliento y beneplácito clerical el denominado Frente Nacional por la Familia movilizó a más de un millón de personas para frenar la iniciativa peñista de mayo último a fin de garantizar un derecho básico y personal, insisto: con quién compartir la vida. Imagínese que se cuestionara por ejemplo el derecho que tiene cualquier persona de decidir sobre si desea o no tener hijos y/o, en su caso, de vivir sola.

Es lo mismo en el caso de quienes desean vivir  con una persona de su mismo sexo. Más allá sobre si es o no válido unirse a una persona de igual sexo, el asunto debe verse como un derecho de las personas a decidir sobre sus propias vidas, un derecho consustancial al ser humano y que no debiera estar sujeto a ninguna intromisión oficial o clerical.

Llama la atención en particular cómo el clero católico en México sacó a relucir su músculo para imponer un criterio e invalidar con él el derecho de terceros, a quienes en todo caso considera subpersonas desde un punto de vista estrictamente jurídico.

Apenas el presidente Peña anunció en mayo su iniciativa a favor de los matrimonios igualitarios, la Iglesia operó y echó mano de todo su poderío, incluyendo la crítica aviesa, que no genuina, a las reformas peñistas.

Según todos los indicios, se confirma la operación del clero en las elecciones de junio pasado que costó al PRI una aparatosa derrota en las urnas. De ese tamaño es el músculo del clero.

El jefe de la bancada oficialista en el Senado, Emilio Gamboa, señaló que "el tema no genera consenso" en la Cámara de Diputados y "no es prioridad" para su grupo parlamentario "ni tampoco para el país".

Sin rubor alguno ni interés genuino por los efectos sociales de las reformas, la Iglesia dio otra cara y se mostró crítica de las reformas para impulsar su agenda, contraria al derecho de las personas.

Así que la jerarquía católica criticó con dureza las reformas del presidente Peña en materia de energía, educación, finanzas y telecomunicaciones, entre otras, y señaló que "están haciendo agua", en un renovado ataque al gobierno peñista. Fue el castigo a Peña por impulsar los matrimonios entre personas de igual sexo.

A través de la revista católica "Desde la Fe", la arquidiócesis primada de México, la más importante del país, señaló que 2016 es "año del calvario para los mexicanos", ya que "se estrangula" a millones de personas con nuevas alzas en los combustibles y tarifas eléctricas.

Esta circunstancia "pone en duda" si realmente "la reforma energética está corriendo por los caminos adecuados", afirmó la publicación.

La arquidiócesis, a cargo del polémico cardenal Norberto Rivera, criticó la "inestabilidad social" por la reforma educativa", en referencia a una rebelión de docentes que ha paralizado a las escuelas en la zona sureste del país y provocó la muerte de al menos 8 personas en el estado de Oaxaca. Esta vez, la jerarquía católica pareció ponerse del lado del pueblo, pero sólo para intimidar al gobierno peñista, que  cedió al embate.

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