¡Pá su mecha!

SINGLADURA

“¡Pá su mecha!” dirán en estas horas los veracruzanos, siempre tan festivos, hilarantes y genuinos para en una de sus formas verbales más típicas aludir el inicio de un proceso contra el gobernador saliente de esa entidad, Javier Duarte de Ochoa, que ahora sí parece en ruta al paredón, no de la justicia, qué va, sino de la caída de la gracia

presidencial, el peor sitio para cualquier político en este país.

Y es que como apunté en este mismo espacio hace seis meses, cada vez que se habla de Duarte de Ochoa, es para mal. Se le asocia al asesinato de periodistas -13 en su gestión de gobierno-, a corrupción e ineficiencia, pero también a la desaparición de cinco jóvenes en Tierra Blanca.

Sus cartas credenciales huelen a sucio. Se le impugna desde diversos flancos. Su gestión ha sido considerada incluso peor que la de su antecesor, Fidel Herrera, que ya es mucho decir.

Es cierto que Duarte de Ochoa ya está de salida. En diciembre, Veracruz podrá salir de él, pero en la historia quedará un registro negro de su gestión.

Y nadie en este país dentro del estamento político había llamado a Duarte de Ochoa al orden. ¿Por qué? Sólo lo saben los políticos, entre ellos el presidente Enrique Peña Nieto, un “amigo” hasa hace poco del gobernador que despacha en Xalapa. Se dijo que ambos eran amigos y que Peña Nieto agradeció a Duarte de Ochoa su apoyo cuando buscaba la primera magistratura del país. Quizá.

Otros flancos de críticas al gobernador veracruzano provienen de las finanzas. Un reporte de la Cuenta Pública de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) hizo ver que la administración de Veracruz recibió observaciones por más de 14 mil millones de pesos.

No obstante, ahora si parece que la cosa se puso negra para el gobernador veracruzano. La Comisión Nacional de Justicia partidaria del PRI sesionará el próximo lunes 26 para revisar las denuncias en su contra, así como de otros funcionarios de la entidad.

La comisión nacional de referencia tiene las atribuciones de suspender temporalmente los derechos del militante; inhabilitarlo temporalmente para desempeñar cargos partidistas e incluso expulsarlo.

En julio pasado, Armando Barajas, consejero político del tricolor, denunció en los órganos internos de este partido a los gobernadores de Veracruz, Chihuahua y Quintana Roo por actos de corrupción.

Duarte es investigado, además, por delitos federales relacionados con enriquecimiento ilícito, peculado e incumplimiento del deber legal, según informes de la Procuraduría General de la República.

Y ya caído en desgracia, Duarte resiente incluso la furia de sus correligionarios, entre ellos el coordinador del PRI en el Senado, Emilio Gamboa Patrón, quien hizo ver que tendrá que hacer frente a las investigaciones que realiza la PGR en su contra.

 “Creo que el presidente Peña lo ha demostrado. Se fueron a la cárcel dos ex gobernadores priistas, lo ha hecho el presidente Peña. El peso de la ley es parejo, es para todos y tenemos que ser respetuosos”, indicó.

Eso dijo Gamboa, ahora sí. Aun cuando en el tintero de la corrupción queden muchos otros políticos y ex gobernadores, pendientes del suelo parejo referido por Gamboa.

¿O nos olvidamos de figuras como Gabino Cué, Humberto Moreira, Guillermo Padres, Rodrigo Medina, Eduardo Bours, Roberto Borge, César Duarte, y aún de Mario Martín, el gober  precioso?  ¿Qué hacemos con todos ellos?  ¿Piso parejo senador Gamboa? ¿O es que simplemente se dio luz verde a la jauría más allá de los verdaderos y necesarios instintos justicieros?.

This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.