Columna REPORTE LEGISLATIVO
Ayer se conmemoró el día mundial sin auto, cuyo objetivo es desincentivar este medio de transporte para dar un respiro al planeta, es una jornada en la que gobiernos de diversos países hacen un llamado a los ciudadanos para
que se desplacen usando otras opciones.
En algunas ciudades esta medida ha surtido efecto, convirtiéndose en una excelente política de concientización; sin embargo, en la Ciudad de México no pasa de ser un día usado por algunos para tomarse la foto, subirla a redes sociales y sentirse bien por un día, aunque el resto del año el tema les importe poco.
Mientras que para otros, se vuelve imposible dejar la comodidad de su auto por el viacrucis que significa subirse a un transporte público en pésimas condiciones, atiborrado (desafiando, incluso, las leyes de la física), donde se vive la inseguridad en forma de asaltos a mano armada, carteristas; así como, el acoso y abuso sexual, por nombrar sólo algunas situaciones, de un largo etcétera.
Se debe abordar el tema desde la raíz, el problema reside, en gran parte, en el deficiente transporte público con el que cuenta la Ciudad, para nadie es nuevo que se requiere invertir en transporte público, y dar a los ciudadanos uno de calidad, esa sí sería una forma de desincentivar el uso del automóvil, pero quien piense que realizar recortes a la circulación en algunas zonas y prohibir el paso a vehículos motorizados es suficiente, está frito.
Se requiere una estrategia desde diversos frentes para lograr que esta medida surta efecto, lo primero sería realizar una fuerte inversión al transporte público para comprar más trenes y autobuses para el metro y metrobús; construir más líneas del metro que conecten las diversas áreas de la Zona Metropolitana del Valle de México; crear acuerdos con las entidades que se ven beneficiadas del subsidio que los capitalinos hacen a estos transportes; que se diseñe a la brevedad el Reglamento de la Ley de Movilidad para que sea puesta en marcha.
Es un hecho, hay mucho por hacer en una ciudad que durante años tuvo políticas de movilidad basadas en automovilistas, que es novata aún en temas de fluidez y sostenibilidad, en las que se basan las llamadas ciudades inteligentes, podemos lograrlo, pero requiere la suma de voluntades.