COMPARTIENDO DIÁLOGOS CONMIGO MISMO
Mi alma es de horizontes abiertos
y mi cuerpo una fortaleza
ante las adversidades de la vida,
pues sólo hay que volver a la palabra
para sentir a Dios dentro de uno,
y, así, aparcar los desconsuelos.
El único aliento que nos reaviva,
que nos da valor y valía para crecer,
que nos exhorta a ser valientes,
a continuar en el trayecto,
es el coraje injertado, la pasión
puesta, cada cual consigo mismo.
Hemos de agarrarnos, fuertemente
a los días, con los ojos abiertos.
¡Despertar!; ser como el agua que corre,
pues aquella que se estanca,
se corroe, y corrompida nada es,
pues ni sacia, ni armoniza con la luz.
Tenemos una fuerte motivación,
la de conocer y reconocer a Jesús,
la de adorarle y seguirle porque sí,
pues siempre hay una estrella
que llamea por nosotros y nos llama
para revivirnos de nuestras cenizas.
Dejémonos renacer en la poesía,
en la sencillez de cada momento,
en la humildad de lo que soy,
apenas nada y apenas todo;
la eternidad de Dios en un soplo,
y un instante para recobrarme.
Pongamos todo el corazón
en avivarnos ante esta mística
que nos recrea y nos crea a diario.
Vivifiquemos el espíritu creativo;
para engrandecernos donándonos,
que quién mucho ama, mucho vive.
Víctor Corcoba Herrero
This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.t