Miles, cientos esperaban que la llegada de Donald Trump a la presidencia fuera el principio del fin para la economía mexicana, muchos le apostaron a que esto sucediera pero por motivos políticos, es decir, si la catástrofe sucedía era culpa del actual gobierno federal.
Politizando el tema, muy a la mexicana.
Sin embargo y para beneficio de México las promesas hechas en campaña por Trump no han tenido los resultados esperados, primero porque es diferente ser candidato a ser presidente, y segundo, gobernar es un acto que implica hacerlo junto con otras fuerzas, incluso con otros intereses.
Se esperaba lo peor y uno de los principales efectos de las declaraciones del mandatario se dio en la depreciación de nuestra moneda con los conocidos efectos inflacionarios. Pero hoy de las tres amenazas más relevantes, esto es, la construcción del muro, la renegociación del TLC y los impuestos a las remesas no han prosperado.
La propuesta de construcción del muro no es que no sea posible, pero no será del lado mexicano, ni será con dinero nuestro, incluso dada la carga presupuestal que implica para los Estados Unidos, podría no construirse; el tema del TCL y la posible renegociación ha perdido cada vez más eco dentro del propio equipo comercial de Trump, hasta su Secretario de Comercio, Wilbur Ross ha declarado que cualquier negociación que se haga deberá de ser bajo la óptica de prácticas comerciales justas, y esto es así porque el déficit comercial de los EU con nuestro país está muy lejos de ser explicado a través del TLC y en particular del comercio con México. En ese sentido Trump tendrá en 90 días un análisis que mandó a realizar acerca de las realidades económicas y detalles comerciales de EU. El asunto de cobrar algún impuesto a las remesas que envían nuestros paisanos y de la cual dependen muchas familias tampoco ha avanzado, porque como le han explicado al presidente Donald sus asesores, es muy difícil diferenciar de los envíos cuáles de estos son remesas o bien provienen de algún otro movimiento financiero.
Por supuesto que nadie de manera pública en México iba a celebrar que alguna de las medidas de Trump prosperara, pero por supuesto que había algunos profetas del desastre que querían que así sucediera para embarrarle al gobierno federal el triunfo de éste y las medidas tomadas. Sin embargo, y afortunadamente la realidad se ha impuesto a dicho personaje. También es cierto que no debemos cantar victoria, aún está pendiente comenzar las negociaciones del TCL, aún no se ha dicho nada de su reforma fiscal a través de los incentivos fiscales en la frontera, mejor conocido como BAT. Sin duda, la posición que se asuma tendrá impactos en México, desde nuestra paridad peso-dólar, hasta nuestras relaciones comerciales, pero la magnitud no se puede establecer. No obstante, lo que es una realidad es que el discurso de confronta de esa administración no es el mismo, se está imponiendo la inercia de la realidad, eso no nos debe llevar a posiciones triunfalistas, pero lo que es cierto es que hemos recuperado terreno como país, claro, me estoy refiriendo a México respecto de Trump, porque en otros rubros nuestra lista es aún muy larga, pero hablaré de ello en otra entrega.
Eduardo López Farías
Doctor en Administración Pública
Tuiter: @efarias06