En el corazón del centro histórico de la CDMX, se ubica un edificio con más de 400 años de historia, que forma parte del acervo patrimonial de la UNAM, y
también del listado de Patrimonio Cultural de la Humanidad de la Unesco por su valor arquitectónico, cultural e histórico. Se trata del ex templo del Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo, que no obstante su vocación original de índole religioso, ahora alberga al Museo de las Constituciones, en reconocimiento a que en este inmueble se celebró, en 1824, el primer Congreso Constituyente y Legislativo del naciente país llamado México.
Entre calles bulliciosas colmadas de vendedores y comerciantes vociferantes se distingue un hermoso edificio colonial protegido por una discreta reja negra que da acceso a la entrada principal del ex templo del Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo. Ya en el interior de este monumento la atmósfera cambia por completo, pues sus gruesos muros absorben el ruido exterior y dan lugar a un silencio relajante para que el sentido de la vista del visitante se explaye y disfrute de la belleza arquitectónica que aloja este edificio en un espacio intervenido con creatividad e inteligencia artística.
El Museo de las Constituciones está rediseñado hoy en día con base en una propuesta museográfica que en 2018 ganó el Premio al Diseño de Espacios e Interiorismo, así como la Mención de Diseño para (por y con) la cultura al trabajo en la 6ª Bienal Iberoamericana de Diseño, celebrada en Madrid, España, proyecto galerístico presentado por el despacho mexicano Estudio Tuux.
La calidad del proyecto expositivo aplicado en el edificio colonial se hace evidente desde la entrada al edificio, pues siendo un solo espacio arquitectónico, de enormes dimensiones por su altura, pero no así en su largo ni en su fondo, hizo posible un recorrido en el que poco a poco se van “descubriendo” tantos las salas informativas como las obras artísticas del inmueble en sí como de las pinturas murales y los vitrales añadidas durante la postrevolución mexicana.
La dificultad principal que los autores de la propuesta museográfica enfrentaron fue que debían respetar el inmueble en su totalidad, por estar catalogado como monumento histórico nacional y como patrimonio cultural de la humanidad, según nos refiere Rosalba Mejía Albarrán, subdirectora del Museo de las constituciones. La solución estuvo a la altura de tan emblemático edificio: se optó por instalar nueve muros de madera que dan lugar a cuatro nuevas salas de exposición, acompañado de un mobiliario moderno y una iluminación que permiten resaltar la arquitectura interior del ex templo, a la vez que se disfruta de los micro espacios y de las pinturas murales que se van revelando al paseante a medida que éste avanza en su recorrido.
En sus cuatrocientos años de existencia, este edificio colonial ha sido testigo de eventos significativos para la memoria histórica del país y de la Universidad Nacional Autónoma de México, nos recuerda Rosalba Mejía. “Entre estas paredes se fundaron las primeras instituciones de gobierno del México independiente. Aquí Agustín de Iturbide juró como primer emperador de México, y en 1824 fue promulgada la Primera Constitución Republicana ante la que Guadalupe Victoria prestó juramento como el primer presidente”.
A principios del Siglo XX, luego de la consumación de la Revolución Mexicana y con los primeros gobiernos postrevolucionarios, por órdenes de José Vasconcelos, el entonces rector de la UNAM, se rescató, restauró y redecoró el ex templo construido por la orden jesuita, con murales y vitrales a cargo de tres jóvenes artistas: Xavier Guerrero, Jorge Enciso y Roberto Montenegro.
El mural más importante de esta hazaña pictórica, por sus dimensiones y por ser una de las obras pioneras de la naciente escuela de muralismo mexicano, se titula “Árbol de la vida”, y se encuentra en el presbiterio del antiguo templo, esto es, donde solía estar el retablo principal de la iglesia.
Esta pintura monumental está considerada la primera obra mural moderna y tiene una anécdota interesante, pues aunque fue pintada por el artista Roberto Montenegro, éste se negó a firmarla en protesta por la alteración de su imagen original. Inicialmente el motivo central de la obra era un hombre desnudo en alusión a San Sebastián, mismo que fue cubierto con una armadura negra. Asimismo, la vestimenta de varias de las mujeres del mural también fue modificado sin el consentimiento del autor.
Otras obras artísticas también relevantes son el mural titulado “Los signos del zodiaco”, de Xavier Guerrero, que se ubica en la cúpula de la capilla lateral; tres vitrales —uno de ellos con el escudo y el lema de la UNAM— diseñados por Jorge Enciso; cuatro atlantes representativos de la estética nacionalista de la época y, finalmente, un hermoso busto de mármol de Dante Alighieri, elaborado por el escultor italiano Antonio Octavio Ponzanelli, también constructor de nuestro palacio de Bellas Artes.
En fin, que conocer el Museo de las Constituciones, el edificio histórico que lo aloja y todas las obras artísticas que hospeda es una visita obligada para quienes vivimos o visitamos el centro de la Ciudad de México. La cita es en calle del Carmen # 31, esquina San Ildefonso, en el Centro Histórico. @NohemyGarcaDual