Este 8 de marzo, la conmemoración del Día Internacional de las Mujeres, en México tuvo una amplia participación de las féminas que masivamente tomaron las calles y se hicieron
presentes en el espacio público de sus ciudades para reclamar el cumplimiento de sus derechos de toda índole, pero sobretodo, este año la demanda más sentida fue acabar con la violencia contra las mujeres en todas sus manifestaciones.
Este año, la convocatoria para conmemorar el Día internacional de la Mujer rebasó las expectativas hasta de las mismas organizadoras del evento, sobre todo por las predicciones de violencia anunciadas por diversas autoridades locales. Además, las marchas transcurrieron con mucho entusiasmo y mínima rudeza física de todos los actores sociales.
En este contexto, resulta conveniente aclarar que esta conmemoración tuvo su origen en los países socialistas de Europa y Rusia del siglo XIX, donde las mujeres trabajadoras luchaban por derechos de índole económico y político. En ese tiempo, Las obreras organizadas en sindicatos comunistas exigían igualdad de condiciones salariales al de los hombres, así como el derecho al voto.
Tiempo después, los movimientos obreros y feministas de Estados Unidos resignificaron esa conmemoración entonces conocida como el “Día de la Mujer Trabajadora”. En 1857 se produjo un accidente laboral en la industria textil de Nueva York, en la que se produjo obreras migrantes, el cual se originó de bandera para vincularlo a la historia local del movimiento obrero y feminista.
En 1975, la ONU retomó la fecha del 8 de marzo y le asignó un nuevo nombre: “Día Internacional de la Mujer”, con lo cual también dio pie a la inclusión de nuevos temas sobre la condición de la mujer en las sociedades contemporáneas. De hecho, ese año la Primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los derechos de las Mujeres se celebraron en nuestro país.
A partir de entonces, las feministas mexicanas utilizan esa coyuntura política para impulsar una nueva etapa en la lucha por los derechos de las mujeres. Ingrese a la discusión pública temas como la maternidad voluntaria, la despenalización del aborto, el derecho al ejercicio libre de la sexualidad y la crítica a la discriminación múltiple en entornos sociales.
Hoy en día, y desde la década de los noventa, los movimientos feministas han logrado expandir esas demandas a todos los grupos sociales de mujeres, de tal forma que en el ámbito público y en la vida política, el Estado mexicano ha modificado leyes y reglamentaciones para garantizar los derechos de paridad de las mujeres en todas las esferas de la vida común.
En esta lucha ha habido avances innegables, sin embargo, todavía falta mucho por hacer en materia de paridad de género en partidos políticos, instituciones y gobierno. En pocas palabras, la lucha sigue con un propósito central: desterrar la violencia contra las mujeres en todas sus manifestaciones. @NohemyGarcaDual