Esta es una historia donde las cosas, así sean piedras, hablan y relatan sucesos; es más, son los personajes
protagónicos de un texto premiado por la Secretaría de Turismo y Cultura del estado de Morelos por mejor Obra Inédita 2020. Nos referimos al texto Rayo de Luz, del joven dramaturgo Luis Aldama, quien hace apenas tres años egresó de la licenciatura en Teatro, con área terminal en dramaturgia, en la Universidad de Morelos.
Rayo de Luz es una publicación con vocación teatral, es una obra escrita para ser montada en teatro; sin embargo, su lectura resulta muy disfrutable, como si de un cuento se tratara, pues su estructura literaria se asemeja al de este género. Inicia con un planteamiento que introduce el tema a tratar, luego prosigue con un desarrollo en el que los personajes pétreos interactúan en un diálogo que se “humaniza” y proyecta emociones mediante la tipografía con que el discurso se plasma en el papel. El final es un tanto sorpresivo.
Este recurso de jugar con el tamaño de las letras, de valerse del uso de las mayúsculas como táctica para acentuar el dramatismo de lo que se escribe y se lee, contribuye a darle dinamismo a la obra, pues son diálogos cortos que permiten que el relato avance a buen ritmo, sin caer en la apatía o el tedio. De igual manera, el joven morelense Luis Aldama se atreve a romper el formato lineal de la escritura en renglones seguidos, a los que estamos acostumbrados, y en su lugar nos ofrece páginas en las que el texto baja de forma inclinada para más adelante volver a subir, cual tobogán de un parque infantil.
Esta forma de escribir nos recuerda la de algunos escritores ya consagrados, cuyo estilo se caracterizó, precisamente, por romper con el formalismo de la escritura literaria tradicional. Es el caso de los novelistas José Agustín, Julio Cortázar y, más recientemente, Guillermo Arriaga, literato y guionista mexicano ya citado en este espacio a propósito de su novela El salvaje, en la que, al igual que el joven Luis Aldama, también rompe con la escritura lineal como una manera de impregnarle mayor dramatismo a su discurso narrativo.
Rayo de luz es un texto de escasas 45 páginas que se puede leer de una sentada, no sólo por su corta extensión, sino además por lo entretenido del relato. Siendo un ejemplar escrito para ser montado como obra de teatro, tiene pocas acotaciones o notas que aluden a ello, por lo que su lectura se hace más fluida y ágil. Esta circunstancia no es casual, sino que fue un objetivo del escritor, según nos revela él mismo.
“En esta obra quería hablar de las fosas comunes donde abandonan los cuerpos de gente desconocida, pero a mí no me gusta hablar de esas cosas tan violentas de forma directa. Por eso en Rayo de luz generé una metáfora, con la idea de que las piedras tuvieran voz, la voz de las personas desaparecidas. Así fui construyendo la obra.”
Luis Aldama reconoce que su estilo literario está inspirado en escritores tanto mexicanos como extranjeros, en particular cita al mexicano Juan Rulfo y su novela cumbre Pedro Páramo, así como al dramaturgo alemán Bertolt Brecht y su “teoría del distanciamiento”, como una técnica para que el espectador no confunda el drama o ficción con la realidad. La idea es que haya cierta reflexión sobre los acontecimientos históricos que se exponen en la puesta en escena.
Al mismo tiempo, aclara Aldama, “el trabajo del artista/escritor es darle la vuelta a la idea original de la que se parte, hay que buscar que el discurso siga latente, pero de una manera que no resulte aburrido. Yo creo que el teatro es entretenimiento, y por eso me gusta mucho la idea de que uno va al teatro a olvidarse de los problemas cotidianos, y cargarle al público de más problemas me parece algo horrible. Pero sí, hay que pensar en qué ideas queremos transmitirle a la gente.”
Escrita en plena pandemia, Rayo de Luz es un texto esperanzador que ya ha sido puesto en escena en tres teatros del estado de Morelos gracias al entusiasmo de su autor, quien a sus 26 años de edad, también cuenta en su currículum con otra obra de su autoría, el monólogo titulado El mar de papel, puesta en escena con el apoyo de amigos, compañeros actores y maestros de la carrera de Teatro, tanto de la Universidad de Morelos como de la UNAM, en la Ciudad de México.
Sobre esta experiencia confiesa que “es difícil ser gestor y promotor de nuestro trabajo, pero he aprendido que tiene que haber una muestra de lo que hacemos.” Sin embargo, agrega Luis Aldama, “nos vendría bien mayor apoyo para los jóvenes que nos dedicamos al teatro, pues hay veces que nos sentimos desamparados por los escasos apoyos”.
Para los interesados en conocer más de las producciones de esta nueva promesa en el campo de la dramaturgia nacional, pueden seguirlo en las redes sociales como Colectivo Teatral Cactus, tanto en Facebook como en Instagram, o con su nombre, Luis Aldama, en las mismas plataformas digitales.@NohemyGarcaDual>
Nohemy García Duarte