Una exposición polifacética en el Centro de las Artes de Oaxaca

La obra poética del irlandés Seamus Heaney, galardonado con el premio Nobel de Literatura en 1995, así como la

producción gráfica (tapices tipo mural) del artista mexicano Jan Hendrix, de origen neerlandés, dieron lugar a una peculiar exposición en la que la palabra escrita y la imagen se entrelazan inspiradas en un motivo cultural de origen prehispánico: el sitio arqueológico de Yagul, Oaxaca. 

El poeta y el artista. Seamus Heaney y Jan Hendrix en Yagul es el título de esta muestra heterogénea que desde finales de diciembre del año pasado —y hasta el 16 de abril del 2023— se puede disfrutar en el Centro de las Artes de San Agustín (CaSa), en el municipio de Etla, a escasos veinte minutos de la capital de Oaxaca. El público visitante tendrá a la vista tapices monumentales que recrean la vegetación y el paisaje de Yagul, así como la obra poética que este mismo entorno inspiró y se concretó en varios libros especiales editados por el tipógrafo holandés Hans van Eijk, con el título de “la imprenta de los trópicos”.

Esta exposición multidisciplinaria reúne en un mismo espacio libros de poesía, murales en tela, videos testimoniales de los autores, así como litografías, serigrafías y materiales diversos que explican el proceso formativo que culminó en los ejemplares expuestos, y cuyo lucimiento se engalana aún más por estar montada en el área principal de la ex fábrica de hilados y textiles La Soledad, ahora sede del Centro de las Artes de San Agustín, cuyo concepto y remodelación estuvo a cargo del pintor juchiteco Francisco Toledo. 

La exposición relata al público visitante que Seamus Heaney conoció la zona arqueológica de Yagul, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 2010, gracias a una invitación que le hizo Francisco Toledo. La visita se realizó en el año de 1999, acompañado de su amigo Jan Hendrix, avecindado en nuestro país desde finales de los setenta, y en ese recorrido el poeta irlandés quedó impactado por la belleza natural y arquitectónica de Yagul.

Seamus Heaney se sorprendió por “la infinidad de formas geológicas y las maneras en que se ha moldeado la tierra” en ese lugar, tanto como por “los cactus y los árboles con espinas (que crecen) entre la piedra”. Tiempo después, esta experiencia maduró y se transformó en imágenes y en textos poéticos como la traducción de La rama dorada, ilustrado con serigrafías de las cactáceas de Yagul.

Aquí un botón de muestra poética: “Mas si tanto amor tiene tu mente, si tanto deseo/ de nadas dos veces el lago estigio, dos veces los negros/ Tártaros ver, y te place ponerte al insano trabajo, /oye lo que has de hacer antes. Se oculta, en un árbol opaco, —áurea no sólo en hojas sino en flexible tallo— una rama/ que se dice Juno infernal consagrada. Cubre a ésta todo/ el bosque, y con oscuros valles la encierran las sombras.”

Por su parte, el artista grabador Jan Hendrix, nos muestra su producción de 2018, con tapices elaborados con telas de seda, lana y chenilla, tipo gobelinos, de diferentes formatos, desde estampas de diez por diez centímetros, hasta las de gran tamaño, de casi siete metros de largo y cuya altura van de piso a techo, en los que se recrean la flora y el paisaje de la zona de Yagul, en alto contraste de negros y blancos. 

Hendrix tiene una larga trayectoria como artista grabador, en la que se ha evidenciado su interés por experimentar con distintos materiales y superficies para su producción gráfica, desde el metal, el plástico, el vidrio y los textiles. Asimismo, se ha dedicado a colaborar con escritores de la talla de García Márquez, también galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1982, a quienes les ha ilustrado algunas de sus obras, como en este caso el texto autobiográfico Vivir para contarla, en una edición especial de apenas 250 ejemplares.

El poeta y el artista. Seamus Heaney y Jan Hendrix en Yagul es una exposición artística que vale la pena conocer en sitio, tanto por la obra artística en exhibición, como por el inmueble en que se presenta, una ex fábrica reconvertida en el Centro de Artes Gráficas de Oaxaca (CaSa), cuyo importancia histórica y arquitectónica se logró conservar. Pero también resulta muy recomendable la visita a esta muestra por el entorno geográfico en que se ubica el inmueble, esto es, el corazón de los valles centrales de la cultura zapoteca, que brinda unos paisajes y vistas panorámicas de gran belleza natural.

Recorrer el inmueble de la ex fábrica textil —ahora centro educativo y de exposiciones plásticas — tiene su encanto desde diversas perspectivas. Por un lado, se trata de un edificio cuya arquitectura y herrería es representativa de los gustos preponderantes a finales del siglo XIX; por otro lado, se han creado espacios de agua, a manera de espejos que reflejan el entorno natural y le imprimen una atmósfera de serenidad al lugar. Y, finalmente, el contraste de colores entre los verdes de la vegetación semidesértica y un tanto boscosa, con los ocres de las paredes y techos con metales oxidados, junto con el azul y blanco del cielo luminoso, hacen del entorno una convergencia estética de gran placer a la vista y al espíritu de los visitantes.

Nohemy García Duarte

@NohemyGarcaDual