Clarice Lispector es una escritora brasileña conocida y, paradójicamente, desconocida. Por un lado, se caracterizó
por su aversión a dar entrevistas y a aparecer en público, ahora goza de cierta celebridad en las redes sociales por frases de auto ayuda que se le atribuyen son de su autoría. Por otro lado, en los ámbitos académicos y literarios, esta autora de origen ucraniano y judío es considerada una escritora de culto y se le suele comparar con la Virginia Woolf o la James Joyce de la narrativa latinoamericana contemporánea.
A los escasos diecinueve años de edad escribió su primera novela Cerca del corazón salvaje, y dos años después, en 1943, obtuvo el premio Graça Aranha a la mejor novela publicada en Brasil en ese año. Con el trascurrir del tiempo se evidenció que en esta obra ya estaban presentes los rasgos más característicos de su estilo literario y por lo que en la actualidad es valorada como una de las autoras más reconocidas y estudiadas a nivel internacional.
Lispector tuvo certeza de su interés por la narrativa desde que era niña, cuando enviaba cuentos al Diario de Pernambuco, que tenía una sección en la que publicaba contribuciones infantiles de sus lectores, pero que no aceptaba sus relatos porque no contaban historias, sino que sólo describían sensaciones. Más tarde ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad Federal de Río de Janeiro, pero su interés por la escritura se mantuvo vivo, por lo que escribía pequeñas contribuciones para periódicos y revistas de la época.
El periodo más fructífero de Clarice Lispector corresponde a los últimos años de la década de los sesenta y los primeros años de los setenta del siglo pasado, cuando en la madurez de su vida, ya divorciada, con hijos y de regreso a Brasil después de años viajando por el mundo como esposa de un diplomático local, se dedicó a escribir como una forma de ganarse la vida y de satisfacer su propio espíritu, aunque su obra fuera poco comprendida por sus contemporáneos.
Las traducciones y adaptaciones de textos extranjeros fue otra actividad con la que Clarice complementó sus ingresos y por la que alcanzó cierto reconocimiento en su tiempo, pues además de hablar el portugués dominaba la lengua inglesa, el idioma francés y el español; el hebreo y el yiddish lo hablaba con menor fluidez, y no obstante sus limitadas nociones de ruso se volvió una hábil traductora de numerosas colaboraciones de este idioma al portugués.
Pero ¿qué se dice de su obra y del estilo literario de Clarice Lispector? ¿A qué se debe su celebridad? Los críticos y estudiosos coinciden en señalar que se trata de una autora dueña de una muy peculiar y original manera de escribir, tanto por su forma como por su contenido. Llama la atención su estilo marcadamente lírico, es decir, que transmite sensaciones y emociones. Su prosa hace hablar a los personajes de su propia subjetividad, en una constante actitud reflexiva respecto a sus sentimientos y pensamientos. Por eso se dice que sus obras están impregnadas de una profundidad existencial.
Una característica más del estilo de Lispector —analizado en seminarios universitarios especializados en literatura— es su “extraña gramática”, con sus rupturas de las reglas de puntuación y con un cuestionamiento permanente del lenguaje. En alguna ocasión la autora, cuestionada respecto a su método para escribir llegó a decir: “no puedo dar lecciones sobre cómo escribir pues en mí el proceso y la elaboración se hacen inconscientemente, hasta que todo madura y sale a flote”.
Mi experiencia al leer Cerca del corazón salvaje, novela con la que el Fondo de Cultura Económica abre su Colección Tierra Firme, con la obra completa de Clarice Lispector (México. 2021), fue que su narrativa logró despertar mi interés. Joana, su personaje central, es una mujer joven que se dice a sí misma: “es cierto, estoy hecha para el mal. Si no, ¿qué sería aquella sensación de fuerza contenida, lista para reventar con violencia.” Y más adelante vuelve a reflexionar: “Sí, ella sentía dentro de sí un animal perfecto”. O que luego de una serie de reflexiones concluye sobre su vida: “la única verdad es que vivo. Sinceramente, vivo. ¿Quién soy? Bueno, eso ya es demasiado”.
Para mí la lectura de Cerca del corazón salvaje representó un reto digno de afrontar, pues de hecho no se puede avanzar con fluidez en sus párrafos, por más que resulten impactantes o conmovedores, sino que por lo mismo obligan al lector a realizar una pausa para reflexionar sobre lo leído y preguntarse ¿qué quiso decir la autora con eso? ¿Estoy entendiendo bien?
Para Joana, que como ya dije es el personaje central de la primera novela de Lispector, las cosas “existen”, y se distinguen unas de otras porque mientras las primeras existen, algunas otras además “son”. Hay cosas que existen mientras otras apenas están. Al final, concluye su alocución Joana con una interrogante igual de filosófica: ¿qué es lo que importa: vivir o saber que se está viviendo?
La respuesta está en el aire, como dijo alguien más. Sin embargo, para mi gusto la lectura de la obra de Clarice, sean novelas o cuentos, resulta un buen desafío que nos permitiría conocer a una de las creadoras más representativas de nuestro tiempo.
Nohemy García Duarte
@NohemyGarcaDual