La escritora británica Doris Lessing (1919-2013) saltó a la fama y se mantuvo en la cúspide literaria gracias a sus novelas
en las que reivindica el derecho de las mujeres a ser libres y a comportarse en el mundo en función de esa condición social. Alcanzó éxito mundial y obtuvo el Premio Nobel de Literatura 2007 por su trayectoria como narradora, ya que a través de sus personajes —según sus propias palabras— describe muchas de las “emociones femeninas de agresión, de hostilidad, de resentimiento” que sentían la mayoría de las mujeres de su tiempo.
Lessing siempre tuvo claridad la naturaleza colectiva de su escritura, pues “escribir acerca de uno mismo equivale a escribir acerca de los otros, dado que nuestros problemas, dolores, placeres y emociones (e ideas) no pueden ser únicamente nuestros”. Convertir lo personal en general llevó a que, en los años sesenta y setenta del siglo XX, sus novelas y demás creaciones literarias fueran utilizadas en favor de los movimientos de liberación femenina a nivel mundial.
La obra maestra de Lessing se llama El cuaderno dorado, publicado en 1962, a los 33 años de edad, y de inmediato causó reacciones a favor y en contra de su contenido. Diez años después, en una nueva edición de esta novela, la propia autora decide incluir un prefacio con el propósito de “explicar” su texto que, aseguró, “fue inmediatamente despreciado por críticos tanto amistosos como hostiles, cual si se tratara de la guerra de los sexos. Las mujeres, por su parte, lo consideraron arma utilizable en dicha guerra”.
En 2007, a los 88 años de edad Doris Lessing escribe su última novela La grieta, de acuerdo con unas traducciones, o La hendidura, según otras, en la que reivindica los temas e intereses que mantuvo en su larga vida de escritora. Se trata de una historia de ciencia ficción en la que la autora recrea el origen de la humanidad en una isla mítica habitada sólo por mujeres, en la que con el tiempo y de manera misteriosa surgen los hombres y con ello la vida comunitaria se transforma a tal grado que da lugar a una nueva sociedad muy distinta a la del inicio.
Los personajes centrales de La grieta son Maira, de la familia de las Guardianas de la Grieta; y Jorsa, el líder principal de los hombres. Sus formas de ser y estar en la vida son distintas, mientras “los hombres eran unos irresponsables, desconsiderados, despreocupados de las vidas de las mujeres y en particular de la seguridad de los muchachos”. En cambio, “las mujeres significaban consuelo, amabilidad, ternura” y tenían “el don de alumbrar gente nueva” por lo que se convertían en “fundadoras de familias, clanes, tribus y, en algún momento, siglos más tarde, se convirtieron en diosas”.
En esta novela Lessing condensa las temáticas que estuvieron presentes a lo largo de su fructífera producción literaria: la mujer como agente social, sus formas de relación con el sexo opuesto, sus preocupaciones por las desigualdades raciales, el colonialismo de los países imperialistas, la niñez de los pueblos africanos sobreexplotados y, en fin, las injusticias sociales y culturales que como militante comunista, pacifista y feminista combatió desde diversas trincheras.
Doris Lessing vivió hasta los treinta años en la República de Zimbabue, al noreste del continente africano, donde pasó su infancia y juventud como hija de padres ingleses que buscaron hacer fortuna como granjeros. Esta experiencia delineó su personalidad de escritora, pues en gran parte de su producción literaria se puede identificar una crítica constante a los regímenes políticos dominantes en la región. Consecuencia de ello, en 1956 se le prohibió su ingreso a toda África del sur, en particular a Rodesia, hoy conocida como Zimbabue.
La crítica especializada tiene comentarios encontrados en relación con La grieta, pues mientras unos destacan su valor narrativo que aborda el mito originario de la desigualdad de los sexos, otros consideran que se trata de una obra menor en la que el tema de las relaciones hombre-mujer y su evolución histórica tiene tropiezos literarios que no permiten que la historia cuaje con la verosimilitud deseada por un lector exigente.
Desde cualquier perspectiva, me parece que uno de los valores a destacar de esta novela es precisamente la reiteración de los intereses que inspiraron a Doris Lessing durante su vida como escritora. Otra cualidad es su visión crítica de la condición histórica de la mujer desde una perspectiva femenina y feminista; una virtud más es la reivindicación del Otro masculino con un sentido humano y de afectividad. Y, finalmente, desde un aspecto formal, en esta última novela, la autora hace patente su interés por proponer estructuras narrativas innovadoras e imaginar universos que expliquen el surgimiento de la humanidad más allá de las ciencias exactas.
Por ejemplo, en la novela La grieta llama la atención la introducción del personaje de un patricio romano en su papel de narrador y, a la vez, también actor de lo que relata e interpreta en su entorno temporal, esto es, cientos o miles de años después del origen de la vida humana en el planeta. De esta forma, Lessing juega con dos cronologías dentro del mismo relato.
Y por si se requirieran más argumentos para leer la obra de Doris Lessing, recurro a las palabras de esta escritora, extraídas de su discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura 2007: “nuestros cuentos, el narrador, nos recrearán cuando estemos desgarrados, heridos e incluso destruidos. El creador de sueños, el inventor de mitos es nuestro fénix, nuestra mejor expresión, cuando nuestra creatividad alcanza su punto máximo.”
Por último, l@s invito a formar parte de la creación de sueños plasmados en libros como La grieta o alguno otro de esta magnífica escritora de nuestro tiempo.
Nohemy García Duarte