Seguramente a muchos les va a pesar, y nadie ha querido resaltarlo, pero este proceso electoral consolida al gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador como el de un Estado Democrático.
Viva la democracia, gritó al salir de la urna en la que depósito su voto, y el prerrequisito para la democracia es el sufragio efectivo, que la expresión ciudadana depositada en las urnas cuente, y eso ha pasado.
Para Morena, el partido en el poder, el resultado pudo no haber sido el mejor, obtuvo menos votos que hace tres años, habrá de revisar su actuar y sus objetivos ideológicos, más que operativos, pero el gobierno federal mostró limpieza, no ejecutó una elección de Estado como lo hacía el PRI antes.
Además, el partido en el gobierno, se mantuvo como la fuerza política más grande del país, la base de respaldo popular a la presente administración se mantuvo con el 36 por ciento de los votos a su favor, muy por arriba de los 19 y 18 por ciento del PAN o PRI, respectivamente.
Mantendrá la mayoría absoluta, no calificada, en la Cámara de Diputados, lo que le dará plena viabilidad y gobernabilidad al proyecto de López Obrador, además de mantener la mayoría en el Senado, donde nada se movió.
A nivel gubernaturas, se alcanzó para Morena, triunfo histórico al ganar 11 de los 15 Ejecutivos estatales en disputa: Baja California, Baja California Sur, Campeche, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas.
Habrá sí, impugnaciones ante el INE y el TEPJF, natural en un proceso electoral, pero no hay partido que se diga robado, no hay fraude generalizado, ni manipuleo de cifras. Si hubo confianza en el sufragio efectivo y por ello los ciudadanos salieron a votar en un 52 por ciento del padrón. Su confianza no se defraudó.
Ganó la ciudadanía, ganó el INE con unos comicios en orden y credibilidad y ganó el gobierno federal que generó estabilidad, seguridad y confianza en la jornada electoral.
Éstas serán buenas cartas de presentación ante la visita de la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, y sus presumibles acciones de presión contra el hombre de Macuspana y su mandato. Habrá que estar atentos.
SUSURROS
Quienes no estuvieron a la altura de las circunstancias, y nuevamente fallaron, fueron las encuestadoras. Se obvió su deficiente trabajo, carente de buena metodología, más preocupados por halagar al que paga por el sondeo, que por discernir la voluntad ciudadana ante una elección.
Ahora hacia adelante toca corregir fallas o perderán toda credibilidad.
Por otra parte, al gobierno le corresponde encontrar los nuevos caminos para rescatar al elector perdido, mejorar y descubrir una eficiencia en su comunicación, no descuidar a las clases medias y abrirse al pleno ejercicio de la política, el arte de la negociación, sin perder rumbo.
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Periodista desde 1974, ha trabajado de reportero y columnista en diferentes medios (Excélsior, Televisa, Diario de la Tarde, Novedades, El Día, NTR, entre otros). Comentarista en Radio Fórmula, Radio 13, y Radio ABC