Victimizarse y huir

Han pasado sólo unos días de que Ricardo Anaya anunciara su autoexilio y ya es mucho, quizá demasiado, lo que se ha escrito sobre el

excandidato presidencial del PAN, acusado por la Fiscalía General de la República de enriquecimiento ilícito entre otras lindezas.

Es claro que el camino escogido por Anaya es el de la victimización con el que pretende sacar raja política a su inminente situación de prófugo de la justicia, porque está claro que no se presentará al citatorio al que lo convoca la Fiscalía para este jueves a las 10 horas.

Mucho también ha sido el tiempo que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha dedicado a Ricky Riquín Canallín, para dejar en claro que no hay persecución política sino serias acusaciones judiciales, por las que un juez federal del Centro de Justicia Penal Federal del Reclusorio Norte lo cita para este jueves.

Los delitos contra Anaya vienen de lo declarado por el exdirector de Pemex, Emilio Lozoya Austin, de haber recibido 6 millones 800 mil pesos para impulsar la aprobación de la Reforma Energética en el sexenio pasado.

No se debe olvidar que esta no es la primera ocasión en que Ricardo Anaya es acusado ante la justicia federal, sucedió ya hace cuatro años, se le acusó de lavado de dinero en la adquisición de una nave industrial en Querétaro, estado del que es oriundo, por denuncia presentada por dos correligionarios panistas Ernesto Cordero Arroyo y Javier Lozano Alarcón, por cierto otros pájaros de cuenta.

El también ex líder nacional del PAN, ha sido acusado por priistas, panistas y morenistas, su historia de sospecha delincuencial es larga pero hay que reconocer que su habilidad también es mucha y ahora, como lo ha hecho otras veces, con retórica piensa revertir la situación, al menos ante la opinión pública.

Después de su video del sábado, ayer difundió otro en el que advierte a la distancia tendrá su lucha política, desgraciadamente contrariamente a lo que dice, pocos, muy pocos le creen.

SUSURROS

 

Otros que emulan a Anaya, con también dudosa reputación y ganas de victimizarse son los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), que buscan cobijo en el exterior, ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos por la supuesta intromisión presidencial, frente a su creciente descrédito, con investigaciones judiciales en contra de algunos de ellos.

Lo único que dejan en evidencia es lo urgente de una nueva ley electoral con nuevos magistrados de verdadero prestigio que den servidumbre a los juicios electorales.

La nueva legislación deberá discutirse a la brevedad, aun cuando ya no se puedan impedir los excesos e ilegalidades que se cometían con las actuales resoluciones sobre los comicios de este año.

Ya veremos qué sucede.

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Periodista desde 1974, ha trabajado de reportero y columnista en diferentes medios (Excélsior, Televisa, Diario de la Tarde, Novedades, El Día, NTR, entre otros). Comentarista en Radio Fórmula, Radio 13, y Radio ABC