Lujuria Criminal

El carro zigzagueaba por la avenida de manera aparatosa, una patrulla que circulaba por el lugar se dio cuenta de ello y encendiendo luces y sirena fueron tras el vehículo.

 Unas calles más adelante el carro se detuvo y los patrulleros se acercaron al conductor, confundidos vieron que se trataba de una hermosa mujer la que iba al volante, en el asiento trasero del carro había dos pequeños niños aparentemente dormidos.

—Sus papeles… —le dijo el policía que estaba parado junto a la ventanilla del conductor.
—Este… yo… es que… vera… —contestó Amanda con palabras incoherentes y confundida
—Baje del vehículo por favor… —le dijo el policía
—¡Me acaban de violar… y no sé que le hicieron a mis hijos… —dijo ella llorando y casi a gritos.

Los policías solicitaron refuerzos y mientras tanto revisaron a los niños que estaban muertos, la mujer se veía desorientada y en mal estado. Las ambulancias poco pudieron hacer por los niños y a ella se la llevaron al hospital para darle atención médica.
Horas más tarde, Amanda declaraba ante los agentes ministeriales que tres tipos la habían abordado, la habían violado y no sabía que habían hecho con sus hijos, mientras contaba los sucesos lloraba desconsoladamente, no obstante, los agentes seguían preguntándole más detalles…

Desde el momento en que se subió a su auto, Amanda ya lo tenía decidido, lo había estado pensando esos tres últimos días y no tenía otra salida, encendió el motor y se dispuso a conducir.

Ya no pensaba en nada, sabía que tenía que dar ese paso tan importante, lo hacía o se olvidaba de ser feliz para siempre y eso no podía permitir que pasara.
Con habilidad se incorporó a la circulación de la calle, Amanda Montes, se había divorciado hacía casi dos años y tenía dieciocho meses viviendo una felicidad que nunca antes imaginó.

Miguel Rubio no sólo le había devuelto la confianza en ella misma, la había llenado de amor y de pasión, la había hecho sentirse mujer otra vez y eso no tenía con que agradecérselo.

Por eso, ahora todas sus ilusiones estaban puestas en que vivieran juntos y felices, estaba convencida que Rubio era el hombre que la llevaría al paraíso, por eso era tan importante que llevara a cabo los planes que había formulado la noche anterior.

Si bien con el divorcio ella se había quedado con sus hijos, una niña de tres años y un niño de dos, también era cierto que lo había hecho para que Lorenzo, su marido, le pagara pensión alimenticia, de esa manera ella podía disponer casi por completo de su salario.

Fue unos meses después de haberse divorciado cuando conoció a Miguel, él supo conquistarla y hacerla sentir mujer, él ha sido su fuerza desde entonces, aunque con frecuencia él le pide dinero prestado, ella se lo entrega sin ningún problema, está segura que cuando vivan juntos él le pagaría.

Por eso fue que se decidió a pedirle que vivieran juntos, que era el momento de dar un paso más en su relación, Miguel se mostró sorprendido y le dijo que no había que precipitarse, que tomara las cosas con calma y tal vez más adelante podrían vivir en pareja.

Pero Amanda le insistió, le dijo que ya no quería estar más tiempo alejada de él, que quería que formaran una familia, que ella y sus hijos lo necesitaban en su vida.
Fue entonces cuando Miguel le dijo la verdad, que a él no le gustaban los niños y mucho menos si eran hijos de otro hombre, que mientras ella tuviera a sus hijos no podrían vivir juntos.

Aquellas palabras se clavaron en la mente de Amanda como cuchillos ardientes, por unos días estuvo dándole vuelta a la idea, si renunciaba a sus hijos se quedaría sin la pensión de Lorenzo y ya no podría gastar como se había acostumbrado en los últimos dos años.
No obstante, decidió que era mejor para todos, si renunciaba a sus hijos o mejor dicho, al dinero que estos representaban, ella y Miguel podían salir adelante juntos, seguramente él compartiría los gastos de la casa y de esa manera conseguirían lo que deseaban.
Amanda habló con Lorenzo y le dijo que ya no quería a los niños en su vida, que él se hiciera cargo de ellos y de esa manera se ahorraría la pensión alimenticia que le pasaba, contra lo que esperaba, su ex marido le dijo que él no podía hacerse cargo de los niños ya que su trabajo no le permitía tener tiempo para ellos, que los niños estaban muy pequeños y que eso complicaba todo.

Las cosas se complicaban para la ardiente mujer que buscaba desesperadamente una solución para ese problema que se le presentaba, así que ahora, después de haberse visto con su amante había tomado una decisión y no había nada que la hiciera apartarse de su plan.
Recogió a sus hijos de la casa de la persona que se los cuidaba, los subió a su automóvil y se puso en marcha, unas calles adelante, sacó el formol que había comprado en una farmacia y en el biberón del niño mezclándolo con la leche, se lo puso en la boca al niño que comenzó a mamar con tranquilidad.

Se sentó a la niña en sus piernas y con un trapo empapado de formol le cubrió boca y nariz, la pequeña trató de luchar pero Amanda la sujetaba firmemente y no la soltó hasta que la niña murió.

Ya había pensado en donde arrojaría los cuerpos, así que colocó el cadáver de la niña junto al de su hermano y puso en marcha el auto, los vapores del formol también la habían afectado, así que le fue difícil conducir y el auto comenzó a zigzaguear para descontrol de Amanda.

Tres semanas les llevó a los investigadores de la fiscalía reunir todas las piezas de aquel doble infanticidio, interrogaron al ex esposo y muy pronto lo descartaron, el hombre realmente mostraba un profundo dolor por lo sucedido, interrogaron al amante y este, aunque se mostró indiferente les dio la pista para enfocar sus investigaciones hacia Amanda.

Con todos los datos, sometieron a la mujer a un intenso interrogatorio hasta que comenzó a caer en contradicciones y finalmente terminó confesando el doble homicidio.
Les dijo que el plan era inventar la violación para que no sospecharan de ella, que no sólo los había matado porque le estorbaban, sino porque había un seguro de vida para cada uno de ellos que su ex marido les había comprado, lo que la dejaría como beneficiaria.