Los colores del ixtle Tantoyuca, Ver.- La realidad no ha sido la misma para todos, Víctor Fernández Tejeda es uno de los maestros artesanos más talentosos de Veracruz,
su trabajo bien logrado con el ixtle es reconocido y a pesar de esto, el arribo de la pandemia lo hizo volver al campo para trabajar y continuar la vida.
Instalado en La Mora, Xilozuchitl, don Víctor Fernández, radica a una hora aproximadamente de la cabecera municipal, entre árboles de guásima o guazuma, palos de mora, hojas de yaxal, palo volador, plantas de mohuite, de los que obtiene los colores naturales: café, amarillo, verde, naranja, morado, entre otros.
Hace 41 años sus manos comenzaron a dar forma a decenas de morrales tradicionales de uso cotidiano en la población huasteca (norte de Veracruz) y que en la actualidad entre las generaciones jóvenes tienen aceptación utilizándolos en colores más vivos.
Entre los grandes secretos que nos comparte el maestro, revela que la naturaleza es sabia y marca los tiempos para trabajar con las plantas, ya que no siempre es posible, lo adecuado es prepararse con el material en las fases de luna llena y creciente que son buenas para maniobrar con el yaxal, debido a que durante la luna nueva los árboles no dan color, está comprobado, asegura nuestro entrevistado.
El maestro Fernández trabaja en una habitación de su casa destinada a elaborar diversas piezas de artesanías actualizándose con diseños innovadores desde hace 21 años entre los que podemos mencionar: mochilas, monederos, carteras, carpetas y piezas especiales que le pidan.
Acompañado de Marciana Ramírez Obispo, su esposa, juntos trabajan cada uno en piezas distintas, ella da forma al zapupe que convierte en aretes con formas de pirámides, rombos, óvalos, pintados con los colores que da la naturaleza.
Su experiencia y acabados prolijos le han merecido al artesano Víctor Fernández ser invitado para compartir sus conocimientos en otros estados para dar color a las fibras naturales que trabajan otros artesanos.
Hace más de un año que la situación no han sido fácil para el maestro Fernández, quien en diciembre del año pasado perdió su cosecha de maíz, debido a la falta de lluvias.
Ha trabajado en el campo para solventar las necesidades básicas de su familia.
De vez en cuando lo contactan para solicitar algunas piezas que realiza con esmero y tienen su sello personal por su trabajo bien logrado.
El encierro trajo consecuencias porque antes lo invitaban a formar parte de exposiciones y viajaba, es cuando la economía se movía y su trabajo entonces era más visto.
Cuenta con innumerables reconocimientos por su excelente trabajo.
Saben que esto es una pausa en el camino, seguros de que llegarán nuevas oportunidades de proyección y venta de sus piezas.