Unidos por la interpretación y la música en la cultura. Creció feliz en una de las vecindades del antiguo barrio de
Tacuba, derribada para dar paso a la modernidad con la construcción de las vías del metro, por donde se podía transitar en un México seguro de los años 60´, expresa el músico y maestro Humberto Adam Pérez, quien ha hecho una espléndida mancuerna con su cómplice, la poeta juchiteca Marizela Ríos Toledo, compartiendo escenarios y sueños que los han llevado a recorrer largos caminos, afianzar el cariño, compromiso con la música y las letras.
Humberto y Marizela han sido precursores (en México) en este tipo de presentaciones: poesía y guitarra, que al principio desconocían en el mismo ambiente cultural, como les ocurrió en el estado de Guerrero en un evento. Durante meses y por mucho tiempo participaron con gusto en los jueves culturales en el Instituto Nacional Indigenista en la Ciudad de México.
En la calidez de su espacio cotidiano, en la zona de Satélite, en el Estado de México, me reciben los artistas, una casa llena de arte y recuerdos de su paso por distintos lugares del mundo, así como su amor a las culturas originarias.
Humberto Adam y Marizela Ríos, se encontraron en la juventud y pronto ensamblaron su sensibilidad a partir de coincidir en el arte, la cultura y disciplina.
Es imposible dar cuenta de los logros de ambos maestros, sin conocer de la permanente dedicación, creatividad, escritura, interpretación, que los han mantenido unidos en el vaivén de la vida y arriba de los escenarios, especialmente en México, donde se pueden desplazar con mayor facilidad, pues en el extranjero, la poeta Ríos Toledo viaja sola con sus letras para compartir el trabajo en distintos festivales.
Cada uno dueño de su agenda, ambos se identifican por el rigor en su actividad a las letras, la interpretación, en el caso de la poeta Marizela, en tanto que el maestro Humberto Adam dedica su tiempo a impartir clases de guitarra por notación musical y solfeo, a realizar arreglos y grabaciones en un estudio que acondicionaron en casa, estar activo en presentaciones semanales o en eventos para los que ha sido contratado.
Adam, reconocido por su maestría con la guitarra, goza del afecto de María Eugenia Flores de Velásquez, hija de uno de los compositores memorables de México: Chava Flores, es así como fue llamado a participar en agosto pasado junto con Martha Isabel, y El Pachuco Pérez a un homenaje del compositor en el impresionante Teatro de la Paz, en San Luis Potosí.
Humberto Adam Pérez es originario de México, del entonces llamado Distrito Federal, estudió en la Escuela Nacional de Música (UNAM) la carrera de Instrumentista. Entró de lleno a trabajar como profesor desde hace 32 años, a nivel secundaria, Medio Superior y en Colegio de Bachilleres en la especialidad de Artes, Taller de Música y Apreciación Artística, dirigiendo ensambles coro-instrumentales en esta misma ciudad.
Ha colaborado como guitarrista y arreglista con el versátil escritor e intelectual doctor Antonio Domínguez Hidalgo. Durante 23 años, se presentó en el escenario de la Peña del Sapo Cancionero. Ha participado en distintos foros como director artístico, acompañando con guitarra a la cantante Martha Isabel y a Luis Pérez “El Pachuco”.
Se ha presentado en el Teatro de la Ciudad, en el Complejo Cultural Los Pinos, en el Castillo de Chapultepec, en el homenaje a Chava Flores con Rodrigo de la Cadena en el canal 11, entre otros escenarios.
La convivencia como compañeros de vida desde hace 33 años, hizo que Marizela y Humberto comenzaran a compartir música y poesía en el mismo escenario, donde han sido aplaudidos, cada uno realiza otras actividades y siempre terminan por aceptar nuevas invitaciones ante el agrado de quienes hemos disfrutado de su trabajo en encuentros literarios.
Marizela Ríos Toledo es Poeta del Mundo (9158); Licenciada en Letras Españolas, con especialidad en Competencias Docentes en la UPN; Diplomada en Literaturas Indígenas Contemporáneas, Configuraciones Literarias, Educación y Cultura Indígenas (UNAM, INI, ONU, UNESCO); Diplomada en Literaturas Europeas Contemporáneas, en el Centro de Creación Literaria Javier Villaurrutia (INBA). Registrada en la Antología Mujeres Poetas de México (1940-1965); su trabajo poético se encuentra en la Fonoteca Mundial de Poesía.
Entre los libros publicados podemos citar: AD Libitum (Editorial Praxis, 2016); Suite en LA Palabra (Editorial Praxis, 2019); Poesía en contrapunto (Chihuahua Arde Editoras, 2021). Ha viajado con su voz poética a once países. Su intenso trabajo literario está vigente en más de veinte Antologías Nacionales e Internacionales.
Con este breve antecedente, podemos dar cuenta que los artistas se han acompañado en el tiempo con su obra y voz poética, logrando presentaciones impecables tras largas horas de ensayo y entrega en su casa-estudio.
Para Marizela este universo es de insomnio, sufrimiento, diferentes tipos de hambre, esa necesidad de ser, la búsqueda, el ser capaz de pertenecerte, uno busca el bien común en el mundo social y artístico. Esto ya es una forma de vida, no lo podemos dejar: el placer de lo estético.
Por su parte, el maestro Adam, entre otros proyectos y pasiones, desde hace dos años ha dedicado tiempo a recopilar material para realizar un documental titulado “Ayer y Hoy”, que tiene como escenario el original pueblo de Tacuba, mostrando a un México que no se parece nada al de hoy, con muchas historias de amigos en aquella vecindad marcada con el número 777, ahora inexistente, y también de personajes con los que algunas generaciones podrán identificarse.
Nos comparte que conserva fotografías, anécdotas, así como algunas narraciones en voz de sus vecinos de infancia, donde eran felices sin saber que vivían con limitaciones. Sólo por el gusto de conservar estas memorias, aluden también a la música que cada uno disfrutaba dependiendo de la edad; rememora la famosa sombrerería Castillo, a donde acudía Cantinflas para que le dieran mantenimiento a sus sombreros, la cual estaba exactamente a un lado de la vecindad, y es que en ese tiempo el sombrero era un accesorio común. Este personaje del cine mexicano, se casó por primera vez en la iglesia San Gabriel Arcángel patrono del pueblo de Tacuba, misma que estaba ubicada frente a la vecindad. Y es que Cantinflas actuaba en diferentes carpas de la ciudad, donde es probable que en algún momento se presentara en esa zona.
Para el maestro Humberto Adam, el número 777 de la vecindad que lo cobijó, pudo haber influido en la película de Cantinflas que se tituló curiosamente El patrullero 777.
La idea de este trabajo (documental) nace a partir de un reencuentro después de cincuenta años con quienes compartieron aquella infancia. Eran dos familias grandes, los Ayala y los Adam. Humberto afirma que con la ayuda de su amigo Luis Gerardo Ayala ha recopilado material para conservar aquel pasado que no debe morir. Esto les puede interesar a otras generaciones. Los recuerdos van desde las vivencias en la vecindad donde sólo contaban con una regadera con agua fría para bañarse y una llave disponible para todos.
Recuerda que para comenzar los trabajos del metro Tacuba, tuvieron que ampliar la calle tomando parte de lo que correspondía a la iglesia San Gabriel Arcángel y al mercado.
Tantas escenas en la memoria, hasta un oso encadenado que llevaba un señor conocido como Antonio el Gitano recorriendo parques para obtener dinero, lo había adiestrado para bailar, tocaba el pandero, le picaba las costillas con un palo y el animalito bailaba mientras los espectadores emocionados colocaban dinero en un sombrero. “Andaba con su degradante espectáculo en Tacuba, la Alameda Central y Chapultepec, en el México de los años 60´s. Luego aparecieron en la película Los caifanes”.
Humberto Adam menciona entonces, que vivió, en la avenida más antigua e importante no solo de México sino de América Latina, pues estaba trazada desde la época de los Aztecas, es por ello que contiene una energía muy singular y una larga e interesante historia.
Dos grandes como el maestro Humberto Adam y Marizela Ríos Toledo están unidos en lo cotidiano, disfrutan lo que hacen y sus pasos los llevan a recorrer siempre nuevas experiencias.
Nidia Sánchez