· Algo sabe Ricardo Moreno que nosotros no, · 40 años de llamarnos “mexiquenses”
Después de casi tres meses desde que Victorino Barrios asumió la titularidad del Órgano Interno de Control (OIC) del ISSEMYM, designado para resolver los problemas de corrupción en este instituto, hoy nos preguntamos: ¿Qué está haciendo? ¿Qué ha encontrado?
¿Ya ha identificado a los responsables y los desvíos? ¿O va a hacer lo mismo que en la UAEMex, investigar lo que ya estaban investigando otras instancias? ¿Iniciar procedimientos de responsabilidad administrativa contra funcionarios y luego los turna al tribunal o a la fiscalía para que estas instancias determinen lo conducente?
Es posible que no haya respuestas a estas interrogantes, pues todo parece indicar que Barrios no ha cumplido con sus funciones y sigue centrado en su antiguo interés por la Universidad del Estado.
Los resultados ya son evidentes. Se sabe que más de 10 procedimientos impulsados por el doctor Barrios han sido revocados por el Tribunal de Justicia Administrativa. En algunos casos, se ha ordenado la anulación de sanciones, la baja de expedientes del padrón de servidores sancionados y, lo más grave, la restitución de derechos laborales a las personas afectadas.
Esto se traduce, en otras palabras, en falsas imputaciones que provocaron un daño moral al personal y un costo económico para la institución.
Esto es solo una muestra del "fango" que Victorino Barrios dejó en la UAEMex. Ahora, la nueva titular del OIC tiene ante sí el desafío de decidir si enfrenta y asume las consecuencias de los casos heredados o si decide imponer una nueva ética de servicio.
Alguien debería decirle al señor Barrios Dávalos que se concentre verdaderamente en su nueva responsabilidad, y que no olvide que tiene pendientes que aclarar, cómo el préstamo de la FAAPAUAEM, la extracción ilegal de documentación, enfrentar demandas por el daño ocasionado y haberse extralimitado en sus atribuciones al revisar temas fuera de su competencia legal.
Si alguien investiga a fondo, encontrará que Victorino ha violado la ley en repetidas ocasiones y, por lo tanto, está legal y moralmente imposibilitado para desempeñarse en el servicio público, desde sus tiempos en el órgano de control de la legislatura, siempre ha sido callado, no habla de resultados, vaya, ni siquiera su trabajo habla por él.
Algo sabe Ricardo Moreno que nosotros no
Ya no se sabe qué pensar en torno a las mantas que aparecieron colgadas en algunos puentes peatonales del Paseo Tollocan, en la ciudad de Toluca, en las que presuntos grupos delictivos advertían que está por comenzar una gran disputa entre grupos antagónicos.
Evidentemente que ese tipo de acciones rompe con la tranquilidad de los ciudadanos, están hechas para infundir miedo y para tratar de llamar la atención sobre esas organizaciones delictivas.
Ante ello, el presidente municipal de Toluca aseguró que se trata de “bromas”, que en la capital del Estado de México no ocurre como otras entidades donde todos los días se andan correteando a balazos.
Sin embargo, la misma respuesta del alcalde de Toluca carece de fundamentación, a no ser que Ricardo Moreno Bastida sepa algo que el resto de ciudadanos de Toluca ignore, porque anda muy tranquilo.
40 años de llamarnos “mexiquenses”
Pocos recordaron que el 28 de enero de 1985 la Academia Mexicana de la Lengua aprobó el uso del gentilicio mexiquense que define a los habitantes del Estado de México.
Ese vocablo fue acuñado por el historiador atlacomulquense Mario Colín Sánchez, quien lo propuso durante la campaña del candidato priista a la gubernatura Alfredo del Mazo González, personaje que lo usó públicamente y lo impuso desde el inicio de su periplo electoral en 1981.
Del Mazo González logró que el gentilicio se usará de manera generalizada por la población y a los académicos de la lengua no les quedó más remedio que desechar el término mexicanense que ellos habían propuesto y aceptar el mexiquense.
Gracias por su lectura. Los espero mañana a partir de las 7:30 de la mañana con mi comentario en #UltraNoticias con Oscar Glenn, en el 101.3 FM de Toluca. ¡Ya lo sabe, que le vaya como se porte!