En los ojos del Ciudadano

Al crecer conocí lo que era el autoritarismo.  Fue fácil.  En los años 60’s los padres nos educaban con base a instrucciones.  Eran órdenes que debíamos

obedecer sin reclamar o rechazar.  El castigo era desde que nos dejaran sin “domingo”, o nos castigaran sin salir, o nos encerraran en nuestro cuarto, o nos impedían hablar con alguien más:  sólo con la familia.

La hora de levantarse, era la hora de levantarse.  ¡Y cuidado con no hacer caso!  Era una obligación hacerlo, bañarse, lavarse la cara, los dientes, vestirse, peinarse, desayunar rápidamente e irse a la escuela a la cual era debíamos asistir.  Hiciera frío o calor, era nuestra obligación.

Al regresar, comer en familia, hacer la tarea y si terminábamos antes unas horas de descanso o juego, pero a las seis de la tarde todos dentro de casa, y prepararse para cenar en familia de nuevo y después a dormir.

En los exámenes, la exigencia de buenas notas con el consabido castigo si no cumplíamos.  Y los domingos salíamos todos, pero sin separarnos o alejarnos demasiado de la familia.

Todo esto por años hasta la adolescencia. Los tiempos cambian y los años pasan. Para mi sorpresa en los años 70’s todo cambió, todo se cuestionó, todo se preguntó y cuando se trataba de expresar un pensamiento para establecer un diálogo entre la familia, con el pensamiento autoritario en el que nos habían educado, casi en todas las ocasiones no se podía establecer un diálogo. Al hacerlo, se creaba un drama de carácter familiar donde muchas veces era mejor no decir nada, para no estar dentro del mismo drama, sin entender el por qué no se podía hablar. Unos dos o tres años más tarde vino la advertencia de mejor abandonar la casa por no ajustarnos a las reglas, pues traicionábamos nuestra educación o a la familia.

Narro lo anterior porque efectivamente esa época de autoritarismo simple y llano, en la actualidad se repite a nivel gubernamental.   Al presidente no le gusta que le contradigan.  Su pensamiento es único.  Trata a su grey si acaso como niños de kínder o primaria que apenas saben leer y escribir.  Les impide crecer, cuestionar, crear, desarrollarse.  Y si lo desobedecen, lo traicionan.  En tres palabras:  Les impide pensar.

Grave es la cuestión.  Pocos han sido quienes, de su grupúsculo, se han revelado y han abandonado la causa.  Muchos han sido los que han renunciado a su voluntad tal como en el congreso lo hace el partido que lo representa.   Sólo lo obedecen sin chistar, por miedo, por costumbre, o por voluntades compradas a través de métodos de sometimiento, extorsión o miedo.

Sin embargo, existe vida fuera de esa familia muégano que han conformado.

El 10 de Abril, de 92 millones de la lista nominal, únicamente votaron 16 millones (los sometidos o los acostumbrados a no pensar).   Dejaron de participar 76 millones en ese ejercicio no ciudadano

El 17 de Abril, esos mismos 76 millones de ciudadanos recibimos gustosos la respuesta de los partidos de oposición:  No contundente a la Reforma Eléctrica.

Aun más, los ciudadanos presionamos a los partidos de oposición para que lo hicieran.  Y eso es lo que pocos, pero muy pocos legisladores han reconocido que esta victoria no es de ellos.  Es de nosotros.

Los ciudadanos nos dimos cuenta que es imprescindible continuar exigiendo a nuestros legisladores que nos sigan representando.

Los partidos políticos existen porque los ciudadanos los elegimos.   No queremos que nos sometan, no queremos que nos retiren los derechos que tenemos. Deben pelear por nosotros.  Debemos utilizarlos para lograr lo que a todos nos ayude. Lo que todos necesitamos al menos en este momento.

En cuanto a corrupción.  Es fácil darse cuenta de su existencia e incremento.  De tres años a la fecha, las calles de las ciudades, municipios o poblaciones están destrozadas.  Los servicios públicos, alumbrado público, servicio y tendido eléctrico cada vez son más ineficientes.  Los alimentos muy caros.  Los servicios de salud empeoran.  Falta empleo.  Falta inversión.  La inseguridad aumenta. No hay medicinas.  No hay vacunas. No hay, no hay, no hay y lo que hay, cualquier cosa que sea que haya, también es caro o de mala calidad.

Basta de excusas.  Los partidos deben hacernos caso. PRI, PAN, PRD Y MC están obligados a luchar para devolvernos al menos la estabilidad y el crecimiento como lo teníamos antes de iniciar esta pesadilla.

Los ciudadanos tenemos nuestros ojos puestos en ellos.  No los vamos a dejar de ver. YA BASTA.

LINDA L. ESPONDA

@LindaL4

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Traductor perito.  Miembro de la SOGEM.  Ha participado en diversos recitales y encuentros poéticos y literarios entre los que se encuentran, “Las Mujeres Hablan”, “Eje Central Esq. Con Independencia”, “Encuentro con Poetas Chilenos”. Ha publicado sobre diversos temas tanto financieros como políticos en el diario “El Mexicano” en Baja California. Participando en programas tal como Disyuntiva TV proporcionando cápsulas relacionadas con el sector financiero o del 8 de marzo, día de la Mujer. Impartiendo diversos talleres literarios como, Curso-Taller de Creación Poética, El Fondo de la Forma, Análisis Literario desde el siglo XIX al siglo XXI.

Autora del libro Rojo Caín (inédito) (Prólogo por Don Carlos Monsiváis), Cicatriz de Luna (entre otros).

En la actualidad imparte cursos y talleres tanto poéticos como de narrativa, como de Ensayo, y labora como bróker para los bancos más importantes de México, en área de Crédito hipotecario.