Opinión

En al ámbito estrecho de la mezquindad, no hay espacio para la bondad: A lomos de su intencionalidad utilitaria, de su voracidad egocéntrica y cruel, el mezquino atropella, jibariza, pisotea, escatima, deambula indiferente sobre el dolor de los demás. 

¡Únete a los optimistas!, rezaba un promocional que invitaba a sumarse a un grupo de ciudadanos a quienes la vida les sonreía por encima de cualquier pesimismo. ¡Chévere!