El Presidente reelecto de Francia, Enmanuel Macron, se enfrentó con políticos de izquierda similares a los radicales que hacen de las suyas en este país,
pero no todo terminó ahí, porque después de las votaciones simplemente les señalo varias circunstancias que los pintan como son en realidad los nuestros, los que ahora gobiernan. A continuación lo que les dijo después de una votación que le fue favorable:
“Hoy hemos derrotado la frivolidad y la hipocresía de los intelectuales progresistas. De esos que el pensamiento único es el del que todo lo sabe, y que condena la política mientras la practica. Desde hoy no permitiremos mercantilizar un mundo en el que no quede lugar para la cultura: Desde 1968 no se podía hablar de moral”. “Nos impusieron el relativismo: la idea de que todo es igual, lo verdadero y lo falso, lo bello y lo feo, que el alumno vale tanto como el maestro, que no hay que poner notas para no traumatizar a los malos estudiantes”.
“Nos hicieron creer que la víctima cuenta menos que el delincuente. Que la autoridad estaba muerta, que las buenas maneras habían terminado, que no había nada sagrado, nada admirable. El slogan era VIVIR SIN OBLIGACIONES Y GOZAR SIN TRABAS”. Y no es que el señor Macron haya pensado en México cuando les dijo que estaban equivocados cuando intentaron terminar con la escuela de excelencia y del civismo como lo han intentado en este país.
“Asesinaron los escrúpulos y la ética”. “Una izquierda hipócrita que permitía indemnizaciones millonarias a los grandes directivos y el triunfo del depredador sobre el emprendedor”. Esa izquierda por desgracia está en la política, en nuestra política, en los medios de comunicación que utilizan para intentar procesos de ideologización, en la economía. Le ha tomado el gusto al poder. La crisis de la cultura del trabajo es una crisis moral.
“Hay que rehabilitar la cultura del trabajo. Dejaron sin poder a las fuerzas del orden y crearon una frase: se ha abierto una fosa entre la policía y la juventud: los vándalos son buenos y la policía es mala. Como si la sociedad fuera siempre culpable y el delincuente inocente. Defienden los servicios públicos, pero jamás usan transporte colectivo. Aman mucho a la escuela pública, pero mandan a sus hijos a colegios privados. Adoran la periferia, pero jamás viven en ella. Firman peticiones cuando se expulsa a algún invasor, pero no aceptan que se instalen en su casa”.
“Son esos que han renunciado al mérito y al esfuerzo y que atizan el odio a la familia, a la sociedad y a la república. Y con el mayor descaro se lucran de los bienes del Estado, y montan hasta negocios con el dinero mal habido a la vista de todos de la manera más cínica. Hoy debemos volver a los antiguos valores del respeto, de la educación, de la cultura y de las obligaciones antes que los derechos. Estos se ganan haciendo valer y respetar los anteriores. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Lic. En Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por el Instituto Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.