La visita, ¿A qué fue?

El Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, hizo una visita a su homólogo Joe Biden, Presidente de los Estados Unidos de América,

y por su investidura uno de los hombres más respetados y poderosos de todo el mundo. Desconozco el porqué de una visita tan apresurada y controvertida, además de mantenerse de forma tan desaliñada el propio Mandatario Mexicano que se vio fuera de lugar, y sobre todo ausente de los protocolos que deben seguirse en una visita tan importante para la relación bilateral de ambas naciones.

De acuerdo a los especialistas del tema bilateral, los detalles en los que se vio inmiscuido el mandatario mexicano, quien se sintió fuera de lugar todo el tiempo porque ni siquiera le dispensaron un trato protocolario y fue minimizado a propósito por el Establishment norteamericano, dejándolo sin siquiera una tasa de café en una sala donde pasó varios minutos a la espera de ser recibido. Los mexicanos estamos acostumbrados ya a un Mandatario desaliñado y poco cuidadoso con su vestimenta, que por cierto siempre le queda grande.

Pero eso no es lo importante, sino el fondo de las cosas, como tiene que ser el motivo de la visita y los resultados de una plática efímera en tiempo y quizá muy desangelada, porque se le observaba inquieto, temeroso, pero sobre todo, minimizado por el mismo a causa de su desarreglada vestimenta y lo desaliñado de su cabello, con un rictus de azoro porque no se sentía a gusto. Para decirlo más claro, no recibió los honores de un Jefe de Estado importante, sino la de un visitante al que se le permitió llegar sin ton ni son a uno de los países más importantes del mundo.

Por principio de cuentas no fue recibido en la Casa Blanca, lo que habla de la poca presencia que tiene y mantiene en el vecino del norte. Pero quizá lo más resaltable es que ambos personajes tomaron la palabra como si él evento fuera una simple plática sin importancia y alejados el uno del otro a causa de que los norteamericanos no le dieron importancia, aunque represente a la Jefatura del Estado Mexicano. Para decirlo más claro, ¿fue a que le leyeran la cartilla? ¿O acaso existe enojo de parte de uno de los países más poderosos del mundo con Andrés Manuel López Obrador?

Para decirlo más claro, ni lo pelaron. Porque ni le hicieron honores de Jefe de Estado y la reunión fue muy corta y ni siquiera lo invitaron a desayunar o a comer, y mucho menos a una cena de gala como se acostumbra el en protocolo de ese país. Para decirlo más claro, fue minimizado, lo que habla de la estatura que le otorgan en el Stablishment del vecino del norte que no están de acuerdo con sus formas de pretender liderar a las dictaduras populistas del Continente. Para decirlo más claro, ha sido la visita de la vergüenza, porque ni siquiera honores de Jefe de Estado recibió.

En el desayuno del siguiente día, con diversos empresarios se había anunciado la presencia del Mandatario Norteamericano, quien al parecer tenía otras cosas más importantes que atender, y simplemente se ausentó porque viajó al Medio Oriente. Lo peor de todo es que esa frialdad ha sido producto de su empecinamiento de sentirse el líder de América Latina y boicotear la Cumbre de Jefes de Estado. Los norteamericanos minimizaron su presencia, y le hicieron ver que no están conformes con su pretendido liderazgo de los países populistas del Continente, y mucho menos que su boicot a la Cumbre haya sido una gracia de su parte. López Obrador mostró su infinita pequeñez, y por desgracia en ello nos lleva entre las patas a todos los mexicanos. Pobre país. Al tiempo.

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Lic. En Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por el Instituto Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.