*Los encapuchados en la UNAM

Cualquiera hubiera creído que con un gobierno de izquierda o más cerca de la izquierda

 que de la derecha, las protestas de encapuchados y encapuchadas iban a terminar. Ya no habría necesidad de ocultar la cara para exigir justicia o reclamarle a las autoridades su negligencia.
Los encapuchados y encapuchadas no tendrían motivos para cubrirse el rostro y menos cuando las demandas son legítimas, como en el caso de los que se han manifestado o manifiestan en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Si bien es cierto que la demanda es legítima, porque reclaman justicia ante abusos que sufren mujeres, nada justifica destruir su propia casa de estudios. Es como si alguna o alguno de ellos prendiera fuego a su hogar o domicilio solo por no estar de acuerdo con las medidas tomadas por sus padres o en el supuesto de que exista un exceso.
Lo que se aprende en un centro educativo, debe servir para actuar con inteligencia, para lograr objetivos, sean académicos o disciplinarios, para convencer de que se corrijan fallas. Si alguien es responsable de un atropello, probado, ir por la vía del Derecho para que rinda cuentas.
Seguro que esos encapuchados y encapuchadas, si dan la cara, ganarían más seguidores y seguidoras. Se vendrían abajo imputaciones de que son manipulados o responden a grupos extremos y hasta extranjeros.
¿Qué no los gobiernos de la represión quedaron en el pasado y fueron derrotados en el 2018?
Para alcanzar la justicia no se requiere acabar con instituciones que también han sido fruto de batallas dolorosas, como la UNAM.
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@zarateaz1