¿Funcionan o no los voceros de la salud?

En el 2009-2010 cuando México enfrentó la influenza A (H1N1) el papel de vocero de la salud lo hizo el

 entonces subsecretario Pablo Kuri; prácticamente todos los días, la tarde-noche, utilizaba los medios electrónicos para informar del avance del mal y de las medidas para neutralizarlo.
Todas las entidades del país estaban atentas y seguían los criterios del gobierno federal. A nivel estatal y menos municipal nadie se tomó la libertad de tomar acciones por su cuenta. Hoy es diferente y quizás la explicación esté en la minimización que se hizo del problema en los primeros días.
Kuri cumplió su tarea como experto y salió muchas más veces a cuadro en televisión que José Ángel Córdoba, quien era secretario de Salud. Tampoco quien era presidente, Felipe Calderón, se atrevió a competirle al subsecretario. Se dejó hablar y hacer al experto.
Al menos en México, según cifras oficiales, el número de casos de influenza llegó a poco más de 70 mil y el número de muertos mil 172. Se venció el virus y la vida de los mexicanos volvió a la normalidad, se dejaron de usar el gel desinfectante y los tapabocas; regresaron los abrazos, besos y saludos de mano. Nadie le aplaudió al subsecretario Kuri pero tampoco lo crucificaron ni hubo reclamos. Lo mismo para el gobierno.
Ante la pandemia del Coronavirus, de nuevo es un subsecretario la voz oficial del sector salud. Hugo López Gatell, quien pronto entendió que no se puede jugar políticamente con el lenguaje técnico y científico. Seguro que le quedó claro cuando trató de justificar lo injustificable.
Su trabajo no ha terminado así que sería incorrecto calificarlo; ya llegará el tiempo en que rinda cuentas; por ahora, su deber es ocuparse al cien por ciento en lo prioritario: en la protección de la salud de los mexicanos.
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@zaratez1
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