Fuerza e inteligencia contra malandros.

Hay quienes supusieron que el Coronavirus iba a replegar a la delincuencia en México, que los

 malandros se guardarían en sus casas por temor a ser contagiados y perder hasta la vida, pero no ha sido así. La violencia ha seguido y a veces con mayor énfasis que el virus.
¿Por qué? ¿Los delincuentes no le tienen miedo al Coronavirus que ha matado mucha gente en el mundo?
Es evidente que no le temen, operan como si no existiera la pandemia, en cualquier parte del país y a cualquier hora pasan sobre la ley. Para ellos solo existe la plata y el plomo, el negocio ilícito a punta de bala. Continúan ejecuciones y enfrentamientos.
Pobre de aquel que deje de pagar derecho de piso en zonas donde hace y deshace la delincuencia.
Hasta ahora, la Guardia Nacional no ha logrado ser el antídoto que esperaban las autoridades.
Tampoco abrazos y besos sirvieron para ese propósito; igual sucedió con los llamados para mantener la paz y alejarse de la violencia. Se acentuó la impunidad y hay lugares donde la sociedad parece que ya se acostumbró.
La violencia no se puede acabar por decreto.
Por voluntad y compromiso de autoridades no queda, se reúnen y elaboran estrategias. Quizás es lo que explica el regreso de fuerzas armadas a la calle, del Ejército y la Marina, porque de alguna manera se tiene que recobrar el orden y respeto a la ley en México.
Pareciera que ya concluyeron que inteligencia y fuerza deben actuar en equipo, en sincronía. Ojalá sea la receta para vencer el problema.
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@zarateaz1
arturozarate.com