La caca política daña a inocentes.

De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, "coprofilia" significa "atracción fetichista por los excrementos"; por la caca, como diría en reciente entrevista el Papa Francisco para un medio de su país Argentina. Fascinación por el escándalo.

 Hay medios, precisaría el pontífice, que los sacudes y chorrean sangre. Especializados en nota policiaca, llevada a su difusión extrema, a la exhibición de fotografías de mutilados, baleados y aplastados; sin ningún límite y mucho menos rubor.

La política no está exenta de la coprofilia, recurso de campañas sucias, sobre todo en tiempo electorales. Se pierde el respeto y la ética es letra muerta, convencidos de que todo se vale con tal de dañar o desacreditar la imagen del adversario para vencerlo.

Con gran facilidad inventan historias y pagan para propagarlas en redes sociales. Nada es gratis. Salpican y en ocasiones, los mismos promotores de la coprofilia quedan salpicados.

Es una podredumbre que ha sabido conservarse. No mide consecuencias, lastima a inocentes, porque no solo se afecta al que tiene una aspiración política, sino a toda su familia.

Denigraciones, sin prueba alguna, repetidas hasta que adquieran apariencia de auténticas. Lejos de ser producto de la casualidad. Están planeadas y financiadas.

Por fortuna, cada vez hay más gente que sabe distinguir cuando se trata de una mentira o inmundicia. La echa a la basura como echaría la caca al inodoro, destino que merece lo producido por la coprofilia política.

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@zarateaz1
Arturozarate.com