Promesa incumplida del transporte público

Cada vez que se determina incremento en el pasaje del transporte público en la Ciudad de México, la promesa ha sido la misma, mejor servicio,

mejores unidades, limpias, cómodas y conductores debidamente entrenados, respetuosos de los usuarios y de las reglas de tránsito.

Las autoridades, cuando han autorizado aumento, a la par, pregonan medidas en beneficio de los usuarios que los permisionarios deberán de llevar a cabo y que en muchos casos no se cumplen.

El incumplimiento está a la vista, nada más hay que subirse a cualquiera de las unidades concesionadas, para observar descuido de la unidad y el desempeño irregular del chofer.

Sería incorrecto generalizar, sí hay manejadores que respetan señales de tránsito, los límites de velocidad, la luz roja de los semáforos, los lugares seguros para subir y permitir el descenso de pasaje, tratan con respeto a los pasajeros y no los exponen a sufrir un accidente. Lo malo y en contraste es que son muchos los que están acostumbrados a jugar carreras con sus compañeros, a ignorar los semáforos, a detenerse en cualquier sitio, así sea a media calle, sin importarles bloquear hasta dos carriles.

Además, circulan unidades que contaminan en exceso y no se sabe cómo le hacen para pasar verificaciones.

De nuevo, ante la insistencia de los trasportistas, las autoridades ya les autorizaron incremento de un peso, no el que exigían. La gente, los usuarios, los pasajeros, esperarían que esta vez, con la 4T de por medio, cumplan con mejorar el servicio en la CDMX.

Arturo Zárate Vite

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