Diego Fernández de Cevallos “El jefe Diego” y Felipe Calderón, expresidente de México son personajes de la política
sobre los que se han tejido multiplicidad de historias. Uno ha sabido pertrecharse en medios y el otro anda con cautela porque no es querido en la actual administración.
Los dos son impulsivos, actúan y luego averiguan. El propio jefe Diego ha platicado de su belicosidad juvenil, dispuesto a las trompadas con quien se atreviera a retarlo. En la actualidad su bravuconada se manifiesta sobre todo en medios, donde escribe y comenta. Contesta su teléfono como toda su vida política lo ha hecho: ¿asunto? Hay de aquel que duda o tartamudea porque le cuelga. Tampoco le gusta que le alcen la voz.
Alguna vez, cuando era coordinador de los senadores y estaba con su bancada en la reunión previa a la sesión, recibió llamada de Felipe Calderón, coordinador de los diputados azules. La conversación telefónica duró poco. Lo último que se escuchó decir al jefe Diego fue: “¿Qué te pasa baboso?” e inmediatamente cerró su celular, que entonces era plegable.
El propio Diego explicó su actitud a sus compañeros. Felipe le estaba gritando por teléfono.
Como diputado Calderón también demostró que era de pocas pulgas con periodistas. Entre curules se topó con Oscar Camacho quien trabajaba en La Jornada. Apenas lo vio le mentó la madre. Óscar respondió igual. El diputado estaba enojado con un titular del periódico. El reportero le informó que los encabezados no los hacen los reporteros.
Arturo Zárate Vite
This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
@zarateaz1
arturozarate.com