El jefe de gobierno en la Ciudad de México, Martí Batres, se quejó de ser víctima de inteligencia artificial y guerra sucia,
al deslindarse del audio en el que una voz muy parecida a la suya tramaba acciones para eliminar del proceso interno de su partido a Omar García Harfuch.
Pronto salió a negar que fuera él, aunque muchos no le creyeron. Culpó a la inteligencia artificial de la imitación de su voz, tono y pausas en su respiración sobre un tema que como militante morenista no le era ajeno.
El incidente pudiera tomarse como aviso de lo que abría en próximas precampañas y campañas. Nada nuevo lo de la guerra sucia. La novedad sería la herramienta que se usaría para ese propósito, inventar audios para difamar candidatos o candidatas.
Ya la delincuencia la utiliza para sorprender y chantajear familias, al hacer creer que habla a la casa una hija o hijo en apuros, porque la voz es idéntica y no se advierte la imitación. Lo hacen para pedir dinero.
Para evitar la extorsión, autoridades recomiendan tener palabras claves en conversaciones familiares, que permitan detectar cuando se trate de audio falso.
En tiempos de competencia electoral, el espionaje telefónico es arma de algunos contendientes.
Ahora la batalla se va a poner peor, porque como los participantes se caracterizan por hablar en público, resultará sencillo que los graben. Luego, los malandros electorales podrán producir historias con dichas voces, que dañen la imagen candidatos.
Ma les vale tomar previsiones, para que no vayan a perder la elección por la inteligencia artificial utilizada por infractores.
Arturo Zárate Vite
@zarateaz1
arturozarate.com