Lo que sucedió en Chalco la semana pasada enciende focos rojos en el Estado de México y es para que en el resto de
las entidades del país tomen nota.
El problema no es menor ni tampoco nuevo, ha venido creciendo la invasión de terrenos, departamentos y casas desocupadas. Gente que salta bardas, rompe cerraduras y tira ventanas para quedarse a vivir en el lugar.
Doña Carlota en Edomex, de 74 años de edad, actuó por su cuenta después de que no recibió respuesta satisfactoria y oportuna de la fiscalía mexiquense para que desalojaran a personas que habían invadido su propiedad.
Lo grave es que la afectada decidió hacerse justicia por su propia mano y terminó matando a quemarropa a dos de los invasores.
Abundan los casos:
Rosa, señora de la tercera edad, se alarmó al enterarse de que su casa en Querétaro había sido invadida. Abogados y conocidos le plantearon dos opciones: sacar con ayuda de agentes judiciales a invasores o presentar una denuncia y entrar a un proceso legal interminable. Rosa hasta vomitó después de la impresión que le causó la forma en que actuaron los agentes. El asunto no pasó a mayores. No hubo víctimas fatales.
Carmen, veracruzana y también de la tercera edad, sufrió la invasión de un departamento de interés social. Sin ánimo de pelearse con gente que no respeta lo ajeno, lo dio por perdido.
El doctor Domínguez que compró un terrero de 400 metros cuadrados en alcaldía Benito Juárez de la Ciudad de México, con la finalidad de que su hija, una vez que concluyera su carrera de medicina, construyera ahí su consultorio, no pudo ver hecho realidad su sueño. Se murió, el terreno fue invadido y está en litigio desde hace más de 10 años.
Arturo Zárate Vite
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