El ejército social que se ha movido en la Ciudad de México es extraordinario, esta fecha, esta semana, pasará a la historia por lo que es, nadie nos quitará el orgullo del rostro, pero la hora de tras-fronterizar la acción llegó, la ciudad de México rebosa de apoyos, hagámoslos más democráticos.
Morelos y Puebla nos necesitan, Chiapas y Oaxaca ya están en ruta y el gobierno federal y los estatales han tomado el control de las cosas, falta que las mares de entusiastas toquen base en Morelos y Puebla, el drama que se vive en municipios de estos dos estados apenas se está conociendo, tal vez opacados por el aplastante músculo de solidaridad mostrado en el valle de México, pero que se hace necesario en su variante de colocar los puentes de auxilio a una población que no ha querido abandonar lo que queda de sus casa, durmiendo a la intemperie, apoyándose entre vecinos para alimentarse o trasladarse a otros municipios, y claro que ha llegado el apoyo derivado del plan DNIII, de la Cruz Roja, de la policía federal, de la colocación de albergues, no están solos los morelenses ni los poblanos, como no lo han estado los hermanos chiapanecos y oaxaqueños, pero las líneas son de emergencia.
La Ciudad de México está demostrando que la raíz de la generosidad y de la ayuda no ha sido arrancada por el peso de una ciudad que a ratos nos deshumaniza pero que en situaciones dramáticas nos convierte en seres extraordinarios, heroicos, llevemos esta condición a nuestros vecinos estados, salgamos todos juntos, que nadie se quede con un déficit en los apoyos.
Hoy vemos que los centros de acopio están llenos de botellas de agua, que la comida se está quedando, que los medicamentos ya rebasan los contenedores, por qué no enviar esa ayuda a Morelos y a Puebla, pero ahora, no cuando nos sobre y allá ya no haga falta, tomemos Morelos y Puebla no sólo como lugares de visita de fines de semana sino como una muestra de que la solidaridad se ha expandido y no se contiene en las fronteras de la Ciudad de México.
Y no porque aquí en la ciudad la desgracia haya pasado, no, de hecho, apenas estamos comenzando a tener un balance real del terremoto, pero hagamos que el milagro de la ayuda se extienda, pues de eso se trata, de dejar de ser mexicanos con etiquetas de primera y de segunda, vamos, tan importante uno de la Condesa como uno de Tetela del volcán. Así de simple, jóvenes de la ciudad, entusiastas apoyadores, héroes del milenio... lleven su fuerza y coraje a Morelos y Puebla, ustedes pueden.