Insistiré, los Estados Unidos tiene más que perder que México ante los cuatreros gringos que están negociando el TLC. Cierto, no somos una potencia como ellos, nuestros mercados son limitados, pero pesan enormes ventajas en nuestra cancha para ser optimistas.
Arranquemos por lo siguiente: los personeros de Trump operan bajo la lógica de su jefe, o sea, una irreal que se ha tejido desde el guion de su campaña por la presidencia, sin mayor argumento que el llenarle el oído a sus votantes, en sustancia no deja de ser una promesa electoral que ha sido llevada al campo real de batalla, pero sin las bases de los mecanismos con que opera la economía estadounidense, Trump ha mandado a negociadores sin mayores armas que las del locuaz argumento de su presidente: quiere que los estados unidos cierren fronteras y que se proteja a los empleados de allá, sin reparar en el hecho de que su enrome maquinaria industrial y en mayor medida agrícola pasan por las manos de millones de trabajadores dispuestos a cobrar menos que los obreros y campesinos gringos, eso allá, y aquí, en México, la lógica salarial invita a que los amos de las maquiladoras nos vean como la garantía del éxito de sus empresas por el sobado argumento de que aquí se paga menos.
En la más pura lógica de mercado, los empresarios estadounidenses, los dueños de miles de hectáreas de cultivo no van a soltar más billetes para complacer al loco de su presidente solo porque se le ocurrió arrojar por la letrina un tratado que los beneficiaba y que ahora los estaría llevando a elevar sus gastos para "defender la autonomía laboral e industrial" de los Estados Unidos. Para México , el TLC y su futura desaparición es una extraordinaria oportunidad para replantearnos muchas de las reglas del juego comercial y sobre todo de recuperación de la soberanía alimentaria, somos mucho muy buenos en amplios sectores industriales, nuestros productos son de enorme calidad y ofrecen competencia no solo en el norte, maduremos esos aspectos y entrémosle sin miedo a una vida sin TLC, el loco Trump se puede quedar con sus ánimos de guerra, allá él, allá y sus gobernados que lo soportan, no le tengamos miedo a un sujeto que pronto, muy pronto resentirá el peso de sus tonterías, los Estados Unidos poseen una fuerte característica, tiene sistema de equilibrio y contención de crisis capaces de echar a patadas hasta un presidente que les está haciendo daño.
Aguardemos y seremos testigos de cómo los amos del capital de allá le jalan las orejas a ese junior bravucón. Es cuestión de tiempo.