Hace un mes respirábamos terror, la sociedad construyó su propio monumento, pero en paralelo las autoridades reaccionaron de manera muy efectiva. Hemos realizado un par de reconocimientos al gobierno federal por el músculo mostrado, pero igual podemos
aplicar la medida para el jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera a quien le ha llovido muy duro por una serie de medidas impopulares y desatinadas como las fotomultas y la vacilada del nuevo reglamento de tránsito, pero en el capítulo del sismo, fue Mancera un agente de coordinación muy atinado, supo qué hacer, coordinó desde el centro de mando a todo el cuerpo de seguridad, no hubo desastre en servicios en la capital salvo en donde más duro golpeó el terremoto, el Metro operó de manera más que eficiente, las vías de comunicación facilitaron la movilidad de los servicios de emergencia, tras las primeras horas se supo hacia donde eran trasladados los heridos, bomberos, policías, elementos del ERUM, servidores públicos de distintas dependencias supieron sincronizarse con las filas de humanos que ayudaban a sus semejantes, vamos, la ciudad, a pesar de las fracturas llegó a la otra orilla, sobrevivimos, la poética solidaridad respiró y debemos reconocer que Mancera no se achicó, injustamente se le ha señalado hasta por el derrumbe de muchas construcciones, tantas como las que permitió crecer Andrés Manuel López Obrador y su bando para autorizar que los edificios se dispararan, por cierto, los rapiñeros morenistas, en su afán de quitarle reflectores de Claudia Shiembaum y su actitud criminal frente a la desgracia del Rebsamen han realizado una serie de movilizaciones para ejercer presión en contra del gobierno de la ciudad, tratando de generar la impresión de que el gobierno defeño abandonó a sus gobernados, mentira, preguntamos, dónde estaba su pastor López Obrador durante y después del terremoto?
Aún falta por levantar muchas cosa en la capital, pero ahorcar a Mancera en sus aspiraciones por la presidencia suena a un burdo chantaje de sus adversarios, Mancera no sólo tiene derecho a competir, sino que mucho bien le haría a el llamado Frente Opositor a que su nombre apareciera a lado de Ricardo Anaya, a quien bien le caería hacerse a un lado tras el tsunami de escándalos. Mancera tiene más credenciales que los que han levantado la mano, supo reaccionar frente a un monstruo de desastre, la ciudad está respondiendo, salimos de cuidados intensivos, la reconstrucción camina, a Mancera hace más de un mes lo daban por muerto, la crisis lo hizo sacar la casta. Pues que vaya. La lógica aplica: si Mancera mostró estatura que se asome, mejor el que muchos otros que se escondieron tras sus partidos en las horas más delicadas del terremoto.