Sigue el tema de la UNAM, desde la máxima casa de estudios se hace un llamado a los chavos para que se alejen de los vendedores de drogas " no es tu amigo, es un narco". miremos la otra esquina de este problema y que tiene que ver con la cantidad de jóvenes que consumen estupefacientes, no solo en ciudad universitaria sino en prácticamente
todas las instituciones de educación superior, pero es la UNAM el foco por lo que significa para el país y mientras se resuelve con lo de una posible entrada de la policía u otros tipos de medidas, miremos el ángulo del consumo. el que el mercado del narcomenudeo este creciendo habla de que nos enfrentamos, no solo rectoría, a un problema mucho muy grave en la sociedad, la facilidad y la adicción en la que están cayendo nuestros jóvenes. que se metan un pason de coca, un churro de marihuana o cristal o heroína refleja que las cosas no andan bien, que estamos perdiendo, todos, una importante batalla en el blindaje de los estudiantes, y que de principio debería ser atajado desde el hogar mismo, algo está ocurriendo en esos núcleos familiares que han perdido el hilo de comunicación o control de sus hijos, y claro que es muy difícil controlar a alguien que al entrar a la universidad cree haber obtenido la estatura mental para hacer lo que se le pegue la gana, también es cierto que son los padres los responsables de que dichos jóvenes no se pierdan, ahí radica una de las principales trincheras perdidas, y arroja como resultado que el mercado de consumo sea enorme, generando el comercio a gran escala en un territorio como el universitario...el razonamiento en simple, sin consumidores no habría oferta, luego entonces se falla en las redes de contención familiar, primero y después en los propios filtros educativos, mismos que se ven impedidos a meterse con lo que los chavos hacen o deciden en sus tiempos libres. cierto: un narco jamás será amigo, él te destruirá, pero lo deben de saber los mismos padres que creen que sus hijos ya son los suficientemente grandes para hacerse responsables de sus actos, cuando eso es una mentira, por lo menos hasta que se mantengan solos, y sé que suena rupestre, pero es parte de nuestras realidades y los padres de familia jamás deberán soltar el hilo más allá de lo razonable, sujetándolo siempre a lazos de comunicación honestos para con ellos, que permitan en familia saber cuáles son los puntos ciegos y poder solucionarlo, caso contrario, sus hijos encontraran "un amigo" en el frontón o los bigotes listos para darles el escape adecuado a sus preocupaciones. y mire que se horrorizaría si uno de sus hijos estudia en la UNAM o en el poli y le pregunta si conoce a algún compañero drogadicto y como obtiene la piedra, créalo, se espantaría