Es el obispo de Chilpancingo- Chilapa, se llama salvador Rangel Mendoza, ya dijo que se reunió con un poderoso capo de guerrero, la cita fue para buscar una tregua que parara los asesinatos en contra de políticos en ese estado, la escena bien pudiese ser parte de una de las narco series de moda: el padre subiéndose a un helicóptero, siendo llevado a una región escondida de la sierra, hombres armados cuidándolo, camionetas último
modelo estacionadas afuera de una gran casa, el saludo entre un líder criminal y el, las condiciones , los reclamos , la promesa de parar las ejecuciones. Tal vez una comida, un brindis, nada de fotos, tal vez el compromiso de volver a verse, y otra vez las gracias por haber instalado la luz y el agua en el poblado de pueblo viejo, municipio de Heliodoro castillo...y ahí viene de regreso el obispo, con el recado a los candidatos para que no prometan en vano, para que no compren el voto, para que cumplan...¿una locura? Para nada, es el México real, en donde los capos de la droga juegan y jugaran un papel importante en este proceso electoral y no solo con la intermediación de padrecitos o líderes espirituales, los narcos poseen una lógica de mercado y para salvaguardar sus negocios habrán de apostar a quien les resulte la mayor garantía de estabilidad para sus negocios...insisto, de este México y sus kafkianas ventanas se asomaran los que demuestren el manejo de un poder económico real, y los criminales lo tienen, unos más que otros. De esto no se salvaran los partidos políticos, ni existen ojos en el INE, quienes poco pueden hacer frente al poderío de las balasas y la efectividad de las balas...los narcos ya juegan con el miedo y lo del obispo de Chilpancingo es botón de muestra de ese país que se resiste a reconocer a actores de ese calibre de destrucción. ¿cuantas reuniones más se habrán dado sin que nos enteremos entre narcos y líderes espirituales? ¿cuantas citas con empresarios regionales? ¿cuantos mensajes a gobernadores o presidentes municipales para hacerles saber de lado de quien estarán los carteles? El que se vea como parte de una normalidad del paisaje mexicano no significa que está bien, pero de ello poco o nada se menciona, ahí está uno de los mayores retos en el país, y no se consuela con el que un obispo lo señale, no lo cambia, solo refrenda el que en este proceso electoral habrán de jugarse no solo los intereses de los partidos políticos sino de los poderosos carteles de las drogas. Por eso es que hizo mucho ruido aquello de amnistiar a los sicarios, pues en el fondo no trae nada de inocente y sí mucho de perversidad.