Álvaro Obregón repetía la frase: “en la cárcel sólo están los pobres y los pen… “
“La justicia, enorme palabra que brilla por su ausencia en esta patria y que abarca todo tipo de aristas, justicia social, justicia económica, justicia legal… ¿de qué tamaño quiere su justicia?”. ¿cuánto trae en la cartera?, ¿quiénes son sus contactos?, no es la misma justicia para un exgobernador que para un roba gansitos de supermercado.
Javier Duarte, un ex gobernador, señalado por haber cometido uno de los más grandes desfalcos en la historia, descubierto con las manos en decenas de propiedades, huido, atrapado, negociada la libertad de su esposa, Karime Lozano (alguien nos puede explicar el por qué no se le ha molestado a la señora quien vive tan campante en Londres?).
Duarte, como el personaje más representativo de la locura de este sexenio y sus excesos corruptivos es que antes de que acabe el siguiente gobierno pueda quedar en libertad sin que las banderas de la cuarta transformación sean colocadas a media asta como señal de duelo por la muerte de esta cosa sucia llamada “justicia”. Perdóneme, pero esto ya es un desastre.
Pues si decidimos pasar al siguiente capítulo del tema Duarte, nos encontramos con que un juez federal ordenó la libertad de ocho de los implicados en el caso de Ayotzinapa, entre ellos a Gildardo López Astudillo conocido como “el gil”. Identificado como líder de “guerreros unidos”, señalado por sus compinches como el que ordena la detención y ejecución de los 43 normalistas, quedan en libertad por que se ampararon argumentando que fueron torturados, otra vez la justicia se escurre frente a nuestras narices. Eso sí, a los familiares se les dio la promesa presidencial de que habrá verdad y justicia…que nuevamente se conformara una comisión investigadora, y ya sabe usted que aquí en México, cuando no se desea llegar a la verdad se crean comisiones y estas enredan todo. Así las cosas en esta patria en la que resulta muy efectiva quitarle la pensión a los millonarios ex presidentes pero que adolece de la voluntad suficiente para hacer que la maquinaria llamada “estado de derecho” haga su papel y le cumpla a todos estos mexicanos que se sienten cada vez más huérfanos de la madre justicia.