Se dijo que las revelaciones sobre “la casa blanca” le valieron quedar fuera del aire, vivieron diversas manifestaciones publicas, en este país de martirologios,
caudillos y mitos. No fue difícil colocarla como la adalid de la libertad de expresión, para los que trabajamos en los medios de comunicación sabemos cómo se manejan las cosas entre los intereses de la empresa , de los grupos de poder y de los de la opinión pública, pero todos hacemos esfuerzos sumamente honestos por realizar el trabajo más profesional posible.
No solamente ella ha sido víctima de las presiones políticas y económicas, todos tenemos expedientes de demandas, amenazas, a algunos nos los matan.
Pero no se trata de competir para ver quién ocupa el lugar de las víctimas de la censura o de las balas. Se trata de ir entendiendo la naturaleza de nuestra profesión, una que cada vez exige más y que ha afinado sus estrategias para sobrevivir a un mundo de competencias mucho muy crudo.
Ella está de regreso, de hecho nunca se fue, vuelve a ser noticia, la pregunta es: ¿Aristegui será la dura combatiente de las rarezas del próximo gobierno? Se antojaría que así fuera, pero su retorno a la FM no es casual y significa una negociación muy oportuna para su nueva empresa, quien se coloca en el imaginario como la probable favorita para el próximo sexenio.
Pero más allá de lo que ocurra con estos reflectores, la cuestión sobre el papel de los medios será fundamental para mantener los equilibrios, no solamente con Aristegui.
Tenemos la llegada de un presidente sumamente fuerte, con amplísimos controles, pero ello no significa que podrá llevar a cabo todas sus promesas, de hecho, aún sin tener la banda presidencial en el pecho una lista cada vez más grande de compromisos se están viniendo abajo, sumado a la entrega de salvoconductos para muchos funcionarios actuales, o sea, los niveles de desilusión pueden llegar a ser muy altos, proporcionales a los de las actuales expectativas, y esto podría generar enormes bolsas de frustración entre los mexicanos.
Ahí es donde los medios de comunicación entramos, como puentes entre una sociedad que se hace sentir cada vez más y un gobierno que podría enterrar la cabeza, y aunque no conviene a nadie un fracaso de la siguiente administración, debemos estar muy atentos a las tentaciones vivas de hacer uso de esa fuerza que les da el tener mayoría en prácticamente todos los casilleros de la política.
“Una golondrina no hace verano”, esa es la frase y el hecho de que se tengan nuevas versiones de servicios informativos no indica que se esté por entrar en una era de mayor libertad y de respeto a lo que se diga. se tiene que defender la libertad de expresión, pues al final de todo, es la información la que genera opinión, y la sociedad mexicana merece contar con mejores canales de información, pues construir a un país requiere de mucho esfuerzo pero de igual manera de mucha materia gris y esa es una de las monedas más escasas en los últimos tiempos.