Y el calendario escolar va…190 días,una nueva camisa para los alumnos, adiós
a las juntas o reuniones de consejo técnico de los profes de cada último viernes de mes.
Por lo que se lee se trata de que los chavos estén más tiempo en la escuela, muy bien.
Van a concentrar en tres días los trabajos administrativos a los maestros, los especialistas en educación son ellos, ahí están las autoridades y tendríamos que realizar un trabajo de campo para saber realmente si 190 días son suficientes o no. Pero hablaré de lo que sí se nota como el gran ausente, el debate sobre el modelo educativo, el real, pues el que nos han mostrado no es más que el cumplimiento al capricho de las hordas de la CNTE y que por extrañas razones el presidente AMLO ha decidido cumplirles como si de rey mago se tratara…mire Ud.
El sistema educativo es la maquinaria más afinada para generar empleados y no ciudadanos, robots y no seres pensantes la educación, al pasar por manos de pandillas como la CNTE o de ex lideresas van perdiendo el verdadero espíritu de los alumnos, los cuales, continúan siendo el último eslabón de la cadena social, secuestrados en un sistema que no provoca que la capacidad intelectual y de personalidad sean las verdaderas causas del cambio.
Los niños y niñas de México están condenados a repetir, no a pensar, simulan que crecen en una escala social que los convierte en esclavos de sus entornos sociales, si logran llegar a la titulación estarán condenados a una eterna mediocridad salarial y profesional, son pocos los que rompen el cascaron y sobresalen de los demás, ¿por qué? Sencillo, desde temprana edad fueron insaculados de un método de enseñanza que evita que razonen, que debatan, que cuestionen… un niño mexicano ve a su país con todos sus defectos como parte de la normalidad, encadenados a ese entorno de pobreza intelectual y en donde los antivalores son los que triunfan, tal como sucede con la corrupción, con el engaño, con torcer la ley.
En un plano en donde los tramposos ganan y los honestos son derrotados, educar ya no tiene que significar repetir como mantra frases como “el respeto al derecho ajeno es la paz”, algo tan común para vendernos héroes caducos por ser incomprendidos en una época de actos salvajes y de injusticia. A nuestros jóvenes se les ha depositado demasiada basura informativa, que llena de desánimo a quienes la consumen, ahí está el gran debate.
Urge un pacto de la Moncloa educativa que reúna a las mentes más brillantes de la docencia y la academia y que se dé a luz el cambio de paradigma, para entonces sí, iniciar con la transformación intelectual de nuestros niños, darles un nuevo país en los libros y en su instrucción, llenarlos de esos valores que nosotros los adultos abortamos.
Hacerlos valientes y conscientes y no lo que ahora somos, un ejército que reacciona a las redes sociales y no al campo de la vida real, de una nación encapsulada en la parálisis desde hace siglos.
México no es una isla, sobran los ejemplos en otras naciones en donde hicieron de su educación la base de todo cambio, apostaron a las siguientes décadas y los frutos de ello se palpan en el aumento de los niveles de ingresos económicos, de calidad de vida, tuvieron la visión de regresarse el orgullo y amor por su país.
Aquí, en México, le estamos pudriendo el futuro a nuestros niños, más en Oaxaca, en donde se les deja la mesa servida a los trogloditas de la CNTE, el ejemplo más acabado de la dictadura magisterial.
Pero no lo habremos de entender hasta que veamos a nuestros niños crecer sin ningún tipo de esperanza y condenados a repetir los ejemplos de mediocridad y pobreza.