¿México es un país de liberales o de conservadores? La pregunta no es ociosa, posee la
respuesta a lo que el propio presidente ha planteado como piedra angular de lo que él ve como adversarios y sirve para entender el espíritu de gobierno…
Para el mandatario todo se resume en la derrota de los conservadores, vieja fórmula empleada desde hace dos siglos, de los oprimidos y los opresores, sinónimo de la lucha juarista que llevo a una de las guerras más cruentas como lo fue el conflicto de la reforma que durara tres años, de 1858 a 1861, la idea era transformar al país, ( la segunda república) en un campo de democratización capitalista, derrotando a la colonia y al impero.
La iglesia se encontraba detrás de la resistencia oligárquica, o sea, los ricos, los cuales no querían perder sus privilegios, Juárez tuvo a bien acabar con esos capítulos, pero el costo fue muy grande y la semilla de la división social fue sembrada…y a pesar de que se dio ese “cambio”, en realidad muy poco se transformó en cuanto a el piso de la igualdad y los derechos, tanto que el porfirismo se consolido con los mismos capitanes del dinero, autenticos dueños del país, mientras que la campesinada y los obreros sufrían el peor de los mundos salariales y de nula calidad de vida
Ni la revolución logró combatir eso, pues los rieles de la corrupción solo fueron transmutados en una clase gobernante muy empistolada y muy corrupta, la gran familia caudillista se adueñó del país…
El punto aquí es que en el graderío se nos vendió la idea de que todo se resumía en una batalla entre el bien y el mal, entre ricos y pobres…
Sin detenernos a pensar que dicho circo solo ha funcionado para montar un escenario ficticio de batalla, en la cual, por supuesto , los únicos que pierden y seguirán perdiendo serán los pobres, los cuales solo resisten bajo la aspiración de que algún día el gran tlatoani los rescate de su inhumana condición…cosa que no sucederá, mientras el pobre no tome conciencia de su papel como peón y se haga de la vacuna que cura todo: el conocimiento, la preparación, la educación y por ende un nivel superior de conciencia que lo lleve a creer menos en los políticos y más en sus capacidades internas…
El día de ayer el presidente lanzó un guantazo a los conservadores, los llamo “moralmente derrotados”, baso su discurso en algo que, en lo personal, comparto: la distribución de la riqueza en función de la medición de lo económico, y las razones de esta crítica son fundamentalmente en que desde hace décadas hemos sido prostituidos por doctrinas económicas extranjeras, principalmente del FMI y del Banco Mundial, convirtiendo al país en un granero de miseria y de la insultante concentración de la riqueza en manos de unos cuantos…pero la mala noticia es que aunque el presidente luche contra eso, las resistencias que lo detienen son mucho más fuertes, y en la práctica, el mismo se ha visto sujeto a aplicar medidas como recortes laborales, afectando, muy al estilo neoliberal, a miles de familias que en este momento no tiene empleo…el espíritu de Juárez es la bandera de esta cuarta transformación, en este gobierno operan bajo el mismo esquema que el de la guerra de reforma, la lucha entre liberales y conservadores, AMLO contra el PAN, AMLO contra Calderón…pero eso es en lo político, pues en otros estantes , los poderes facticos no han sido tocados, los hombres del dinero seguirán haciendo negocios y que bueno, se trata de que también se queden en México y hagan crecer la economía, pero sin generar un campo de mayor bienestar social.
Pero el presidente tiene la fórmula para provocar que las cosas cambien y esto transita necesariamente por que convierta a su administración en una de las mayores impulsoras del bienestar económico de los mexicanos, que sea su gobierno el que reactive el flujo del dinero en todos los niveles, enviar la señal de que le está entendiendo a el reclamo de muchos que ven en sus economías domésticas una sequía que ya preocupa…si desea ganar en contra de los conservadores deberá abrir la cartera y atreverse a generar un nuevo milagro económico…esa es la felicidad que promete y que deberá cumplir, así de sencillo.