La “maldita" clase media

La Empatía ha muerto. No existen respuestas a las más básicas necesidades de los ciudadanos, como ocurre con el empleo. Hoy, una generación de jóvenes, muchos de ellos solteros y otros ya con familia, casados y con hijos se enfrentan al duro escenario del desempleo, son millones ya,

 clasemedieros que habían fincado expectativas de cierta estabilidad en  oficinas o algo más arriesgado, emprendedores que salieron de la universidad y se juntaron para echar a andar ese sueño de armar su propio changarro, el restaurant , el bar, la oficina de gestoría, múltiples ofertas que a jalones iban ganando terreno, ahí iban los ahorros, engrapados a deudas bancarias o préstamos familiares.

Llegó la pandemia y lo que ya venía mal en materia económica recibe el tiro de gracia, noches de insomnio, el abandono de los locales por que ya no se pudo con la renta, la crisis hizo metástasis en el departamento que se alquilaba, a vender muebles, la pantalla gigante, a sacar a los niños del colegio, regalar las mascotas a otras familias que si pudiesen darles de comer.

Pero no bastó con todo esto, cuando la pobreza entró por la puerta el amor se fugó por la ventana, divorcios, separaciones, dramas que trituraron a seres humanos que en un instante regresaron a los hogares paternos,  ya sin el auto, ya sin el departamento que habían adquirido bajo hipoteca. La depresión, la angustia, todos los fantasmas en una sola habitación.

Esa generación de mexicanos productivos encaminados a uno de los anillos del infierno de Dante, peor, bañados en la más absurda desesperanza pues de pie frente a la boca del Averno, este gobierno, no fue capaz de tender un puente de salvamento para que la clase media pudiese asomar el cuello y dejar de dosificar su muerte.  A la clase media en México se le ha dado trato como si no tuviesen alma o fuesen ciudadanos de cuarta, y perdóneme Ud. que no descanse en el sector de los más pobres, seamos honestos, si a la clase media se le condena a la cámara de gases, el número de almas en pena serán millones y ningún gobierno puede llamarse regeneracional o haber transformado a México si fracasa en la más elemental tarea que es conservar los pistones reales que producen riqueza y economía humana.

Los millones de nuevos pobres, que venían luchando por elevar sus estándares de vida no son corruptos como muchos que aparecen en videos, estos jóvenes emprendedores, oficinistas, ejecutivos en empresas que ya cerraron, no le han hecho daño al país como sí lo han cometido los gobiernos de iluminados. Un cachito de lotería no le regresará el trabajo a ese joven recién casado que hoy tienen que vender paletas de hielo en la calle, un cachito de lotería no le arrancará una sonrisa a la joven abogada que lleva tres horas en la antesala de una oficina de reclutamiento para ser contratada en un call center.

Culpar a la pandemia es de lo más ruin, bautizarla como la madre de todos los males solo para encubrir el fiasco de una administración es insultar a esos millones de mexicanos que no reciben ni un milímetro de solidaridad o empatía, no, para ellos no hay ni habrá sobres con miles de pesos, para ellos es la expulsión de todos sus sueños, el aborto de su futuro.