Dicta el proverbio chino que "lo primero que se pudre del pescado, es la cabeza", el gobierno de Quintana Roo, abanderado por Carlos Joaquín González lleva rato en situación de descomposición, el asesinato de Victoria a manos de la policía de Tulum.
No podemos dejar de pensar en el juego de espejos que significa el caso de George Floyd, el joven afroamericano que sufrió la brutalidad policial de mineapolis, el 26 de mayo del 2020, situación que despertó una serie de protestas en toda la unión americana y que significaran una de las puntillas para colmar el hartazgo en contra de Donald Trump, las semejanzas son puntuales, aquí, en este país se corona de nuevo el desprecio oficial en contra de las mujeres, en una entidad que ha dado muestras de insensbilidad hacia el sector femenino, no olvidemos los disparos efectuados por uniformados en Cancún para repeler una serie de marchas en contra de la muerte de la joven Alejandrina Lorenzana Alvarado, dos reporteros resultaron heridos y valió que destituyeran al impresentable Alberto Capella, un oscuro personaje del ámbito policíaco.
Victoria, la mujer salvadoreña nos regresa al señalamiento de que en ese estado, privan las formas gorilezcas en cuanto eso de salvaguardar la integridad de los ciudadanos, y ese nivel de caos solo puede ser entendido bajo los signos de la mediania política, un rasgo que el goberndor Carlos Joaquín se ha empeñado en sellar, haciéndose acompañar de consortes de escaso nivel intelectual, incapaces de hacer bien su trabajo o de mínimo, no permitir que ningún caso como la muerte de Victoria ni otra mujer o niña se presenten, mucho menos a manos de salvajes con charola.
Sea Tulum o sea Cancún, o sea el cuerpo de una joven madre que se entroniza como la primera en la historia de ser asesinada en la isla de holbox, sea la entidad entera; el clima no puede seguir siendo el de un cementerio para ellas, no lo merecen, así como no merecen que continúe al frente un mandato que se autoinmola gracias a que no saben, ni sabrán lo que es servir a sus ciudadanos.
La mirada de Carlos Joaquín debe dejar de concentrarse en las migajas que le puedan tocar por el paso del tren maya o, en no molestar el poderío de los amos de la entidad, los cárteles de las drogas y sus brazos operativos, la oficina del gobernador ya no puede continuar siendo un salón de fiestas infantiles o de agencia de colocación de compadres o amigas aviadoras.
Ojalá, algún día, el gris gobernador González dé la cara por sus paisanos, por lo menos para ofrecerles disculpas y retirarse de la manera más digna a su casa.
No es regaño, es Picotazo Político
Miguel Ángel López Farías
Historiador. Director y conductor del programa radiofónico 'Urbe de Hierro', transmitido por ABC Radio 760 AM de 4 a 5pm.
Presidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (ANPERT).
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